Los parquímetros instalados en los cascos históricos de Fuencarral, Carabanchel y Hortaleza están asfixiando al pequeño comercio, según los vecinos. Ha pasado un año y medio desde la llegada de estos dispositivos y los residentes de estas zonas hacen un «balance negativo», según explicó ayer a 20 minutos Emilia Lorenzo, portavoz de la Plataforma de Hortaleza.

Los efectos «nefastos» se ceban con el pequeño comercio. Entre el 30% y el 50% de las tiendas de barrio han cerrado, según estimaciones de los propios vecinos.

A centros comerciales

La culpa es «de los parquímetros, que hacen que los clientes no compren aquí para no tener que pagar por aparcar ni estar pendientes de renovar el tique», lamentó ayer Jesús Otero, líder de la Asociación Barrio del Pilar. Esto provoca una «huida» de compradores a «los centros comerciales donde sí es gratis el parking».

El caso más sangrante se encuentra en la calle Mar Negro (Hortaleza), una de las arterias comerciales de la zona. Allí, «han cerrado ocho tiendas y sólo quedan en pie dos joyerías», asegura Lozano.

Además de por los comerciantes, los vecinos se muestran preocupados por la degradación de sus calles: «Al no haber tiendas, nuestros barrios se están muriendo porque ya no hay actividad».

Los colectivos antiparquímetros acudirán hoy a la Plaza de la Villa de la capital para pedir al alcalde «una consulta popular sobre el Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) en estas zonas».

Un «desastre» en Alcobendas

El PSOE de Alcobendas aseguró ayer que la gestión del estacionamiento regulado «es un desastre» y apuntó la necesidad de incrementar el número de plazas verdes para residentes, ante las denuncias de los vecinos. En opinión del portavoz socialista, Manuel Aragüetes, «se está produciendo un agravio comparativo entre vecinos por el acceso a la tarjeta verde, en especial respecto a los vecinos del barrio Centro».

A punto de cerrar

Mª Carmen Padilla. Pastelera, 57 años. «No sé si aguantaré hasta verano»

La inauguró hace 37 años y María del Carmen no sabe si aguantará «hasta el verano» con su pastelería. «La verdad es que los parquímetros nos han hecho polvo, porque antes la gente venía, aparcaba y hacía la compra por las tiendas de la zona, pero ahora se van todos a los centros comerciales, donde no tienen que estar pendientes del coche». La situación para María del Carmen es insostenible: «Ya he tenido que despedir a una empleada porque en un año las ventas han bajado un 50%». «Esta tienda es mi único sustento económico», se lamenta.