Aunque parezca increíble, uno de los asuntos capitales de la política en Israel y de las decisiones que el estado judío pueda tomar en el futuro son unos pequeños cohetes fabricados de forma artesanal con cañerías de plomo y explosivos varios: los tristemente famosos Kasam. Eso sí, no piensen que lo rudimentario de su producción hace que los cohetes sean inocentes fuegos artificiales, más bien al contrario provocan numerosos daños materiales, han matado a varias personas y, muy especialmente, aterrorizan a una parte significativa de la población israelí.
Esto es lo que ocurre habitualmente en las poblaciones israelíes más cercanas a Gaza y, especialmente, en Sderot, una pequeña ciudad en la que viven unas 23.000 personas que tienen un corto plazo de unos veinte segundos desde que los sistemas de radares detectan el lanzamiento de un nuevo cohete y se produce la alarma hasta que el propio artefacto explota; como pueden ver, no es mucho.
En la mañana del mismo día que visité Sderot esto ocurrió seis veces, en los últimos años han sido más de 3.000 y hay periodos continuados de más de cien lanzamientos por mes, es decir, la gente se ve sometida de forma continuada a esa presión, a ese terror. No hablamos, por supuesto, simplemente de miedo o de un pánico injustificado: doce personas han muerto ya en este tipo de ataques.
¿Qué ocurriría si...?
La amenaza de los Qassam tiene varias vertientes que inciden o pueden incidir en la política israelí: la primera es la actual, el presente, lo que ya ocurre en Sderot cada día y lo que podría suponer que, Dios no lo quiera, un cohete fuera a dar un día en una escuela y matase a una decena de niños, por poner un ejemplo.
Como nos contaba un experto en temas militares y de seguridad, el Doctor Ephraim Kam, director del Instituto para Estudios de Seguridad Nacional de Israel, ante una agresión de ese calibre se verían obligados a responder duramente.
Por otro lado, el propio desarrollo de los Kasams o el uso de los más sofisticados Katyusha puede multiplicar la amenaza, ya que desde la localidad de Gaza desde la que actualmente se lanzan la mayoría de los cohetes, Beit Haoun, se podría alcanzar cómodamente Ashkelon, lo que haría que más de 100.000 personas estuviesen en peligro, una cantidad difícilmente aceptable para Israel.
Tras lo ocurrido en Gaza y los 3000 Qassams... ¿alguien se sorprende que, al menos por ahora, nadie en Israel piense en la retirada de Cisjordania?"
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