La pintura narrativa y vital de Bhupen Khakhar, primer artista pop de la India y activista gay

  • La Tate Modern de Londres dedica una gran retrospectiva a una de las figuras clave del arte y cultura de la India en el siglo XX, Bhupen Khakhar (1934-2003).
  • Heredero de la rica tradición oral y fabuladora del país, pintó con estilo pop y gran sensibilidad la bulliciosa vida cotidiana de Bombay.
  • No ocultó en sus obras los problemas de la opción homosexual que había elegido ni las diferencias social y problemas de la gente común.
'No puedes complacer a todos', el cuadro de 1981 con el que Khakhar reivindicó su homosesualidad
'No puedes complacer a todos', el cuadro de 1981 con el que Khakhar reivindicó su homosesualidad
Tate © Bhupen Khakhar
'No puedes complacer a todos', el cuadro de 1981 con el que Khakhar reivindicó su homosesualidad

Aunque algunos le llamaron "excéntrico" por la forma de vida que llevaba —homosexual fuera del armario en una sociedad tan sometida a los dogmas civiles y religiosos como la de la India—, pronto tuvieron que añadir un segundo adjetivo a la calificación: "genio". Bhupen Khakhar (1934-2003) fue uno de los personajes clave en la cultura y el arte del siglo XX en un país alejado de los circuitos.

Reconocido en todo el mundo desde la década de los años ochenta como un creador de alta sensibilidad, capaz de reutilizar de un modo moderno la rica tradición narrativa y fabuladora de su tierra y con la valentía suficiente como para presentar sin disimulo su homosexualidad —actitud no siempre bien vista por los extremistas del país—, Khakhar recibe ahora un alto reconocimiento: la primera gran retrospectiva de su obra en uno de los museos de mayor caché, la Tate Modern de Londres.

Un hombre desnudo asomado a un balcón

La exposición, hasta el 6 de noviembre, toma el título de uno de los óleos más conocidos y logrados del artista, You Can't Please All (No puedes complacer a todos, 1981). El cuadro tiene un matiz confesional y de reposada autoafirmación: el artista aparece retratado de cuerpo entero, en escorzo para el espectador, mientras se asoma desnudo a un balcón para contemplar la poblada escena urbana, en tonos fríos azules, verdes y grises, que transcurre a sus pies: dos hombres y un burro, una persona que intenta reparar un automóvil, figuras congregadas en el interior de casas con las puertas abiertas de par en par...

El edificio ocupado por el hombre desnudo, pintado en rojos y rosas más cálidos que magnifican la distinción entre los ámbitos públicos y el privado, tiene cortada una sección de la balaustrada, lo que permite al artista ofrecer una perspectiva aérea, casi cenital. Las dimensiones del cuadro son grandes, casi de proporciones reales y la pintura es cuadrada (1,7 metros en ambas dimensiones), lo que convierte la escena en una viñeta narrativa que podría ser parte de un cómic o una novela gráfica.

Está basada en una fábula de Esopo sobre una encendida disputa por la conducción de un burro al mercado, que concluye cuando el dueño declara que nadie montará al animal porque es imposible complacer a todo el mundo. Para el pintor se trata de una reflexión sobre su personal opción sexual y el deseo de aceptarla con naturalidad y sin ocultaciones. No fue la primera obra que firmó sobre el mismo tema, presente también en Yayati (1987), que muestra el momento previo al encuentro sexual entre un ángel y un hombre, ambos con los penes en erección.

Trabajó como contable

Nacido en la populosa Bombay en una familia de clase media, Khakhar no pudo estudiar Bellas Artes y se estableció en la cercana ciudad de Badora, donde viviría gran parte de su vida y moriría. Fue el lugar expuso por primera vez, en 1965, pero la pintura no le suministraba dinero suficiente para vivir y tuvo que aceptar un trabajo como contable —aparece como el personaje del "contable" en la novela El último suspiro del moro (The Moor's Last Sigh, 1995), de su amigo íntimo, el escritor Salman Rushdie—.

A partir de los años ochenta, cuando el renombre del artista traspasó las fronteras de la India por el acabado pop de sus cuadros —se le compara a menudo con el inglés David Hockney por las superficies planas y el interés por la figura humana— entró en los mercados europeo y estadounidense y ejerció una influencia capital en la llamada Escuela de Badora.

Dedicado a mostrar la vida cotidiana en una ciudad de provincias —desde ceremonias sagradas hasta momentos mundanos—, Khakhar, que había empezado siendo un pintor subjetivista, consolidó entonces una forma narrativa con capacidad subversiva que le llevó a tener un papel determinante en la comunidad artística del país. En la última década de vida regresó a las acuarelas y, ya enfermo de cáncer, firmó cuadros dolorosos y melancólicos en los que la luminosidad había desaparecido.

'Usar la verdad como principio rector'

Desde la Tate señalan la importancia de un artista brillante que ejerció la "autoconciencia" como gay pese a las "dificultades personales a la que se enfrentó en el momento". Hablan del pintor como un personaje "influido por Gandhi" en la filosofía de "usar la verdad como principio rector". Fue capaz de abordar "temas provocativos" con "honestidad, sensibilidad e ingenio".

Mientras algunos críticos discuten que estemos frente a la obra de un artista del pop art, dado que Khakhar está interesado en el "vacío vital" de sus personajes y las penosas condiciones existenciales y socioeconómicas de la gente común en la India, el pintor redujo la discusión a límites elementales: "Cuando pinto algo que es verdadero no me planteo restricciones".

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