Hablar de primavera en Córdoba es hacerlo del Mayo Festivo, un ciclo en el que la gastronomía juega un papel muy relevante. Eventos como el Festival de Cruces o la Feria de Nuestra Señora de la Salud reservan a los fogones un protagonismo muy importante. Esos días son ideales para que cordobeses y turistas disfruten de los deliciosos platos tradicionales de la cocina local, como es el caso del salmorejo, el flamenquín o el rabo de toro.

Una de las primeras citas del programa del Mayo Festivo tiene un marcado carácter gastronómico. Se trata de la Cata del Vino Montilla-Moriles, que este año tuvo lugar del 20 al 24 de abril en la explanada junto a la Diputación. El evento, que en su 33ª edición estuvo dedicado al 400 aniversario de la muerte del Inca Garcilaso, contó con la presencia de hasta 27 bodegas y una asistencia que superó las 80.000 personas durante las cinco jornadas que duró el evento.

Entre las novedades de este evento, destacó un sistema de ticketing para móviles en sustitución de los cartones tradicionales para las consumiciones. Otro de los cambios afectó al típico catavinos, que fue sustituido por una copa en línea con los estudios de consumo que aseguran que el consumidor ya no está apegado al formato tradicional de Córdoba a la hora de tomar vino de la tierra.

A pesar de que la temporada comenzó a finales de febrero, la época más intensa de los caracoles tiene lugar en primavera. Esta costumbre gastronómica puramente cordobesa es seguida por numerosas personas deseosas de que los típicos puestos callejeros se distribuyan por los barrios de la ciudad. Este año han sido 37 las carpas que han conseguido autorización municipal para ofrecer este plato hasta el próximo 26 de mayo.

Las cantidades de este producto que se mueven durante estos tres meses son considerables. Según cálculos de la Asociación de Caracoleros Cordobeses, unos 900.000 kilos de este molusco se consumirán hasta finales de mayo. En los puestos, los cordobeses y visitantes pueden degustar las recetas tradicionales, como los caracoles en caldo y las cabrillas en salsa, que son las más demandadas.

Sin embargo, también hay sitio para la imaginación. Algunas carpas venden este año caracoles mexicanos, que se presentan en una fuente de barro acompañados de nachos y salsa de queso cheddar. A esta modalidad se le suman otras que tuvieron bastante éxito el año pasado, como los de estilo carbonara (con nata y queso parmesano) y los que rinden homenaje a los patios (con flores comestibles).

El 15 de mayo se vivirá una gran fiesta en torno a este producto con la tradicional Caracolada, que como en años anteriores tendrá lugar en las popularmente conocidas como las Setas de Noreña. Se estima que allí se consumirán unos 1.000 kilos de caracoles de forma totalmente gratuita.

Al final del calendario del Mayo Festivo se erige la Feria de Nuestra Señora de la Salud. La mayoría de las casetas disponen de cocina, por lo que comer allí es una tarea bastante fácil. El salmorejo, el flamenquín, la tortilla de patatas y los pimientos fritos son los platos más servidos durante esos días en El Arenal, donde la oferta gastronómica es bastante amplia.

De esta manera, entre paseo y paseo y entre atracción y atracción todas las personas que recorran la Feria pueden detenerse en cualquiera de las casetas y degustar los platos que allí se ofrecen, así como refrescarse con una buena cerveza o con los tradicionales caldos producidos en la DO de Montilla-Moriles.

Un plato tradicional y único en Córdoba, pues no se elabora en otros lugares, es el salmorejo, una salsa fría hecha con un gazpacho espeso, que se toma con cuchara o mojando pan y que se suele presentar y consumir acompañada de una guarnición (tacos de jamón, huevo...). Toda esta suculenta oferta se completa con los productos amparados por las distintas denominaciones de origen existentes en la provincia. Estos marcos protegen el aceite, el vino y el jamón ibérico.