Siete de cada diez jóvenes con discapacidad en Canarias está en paro

Un 74% de los jóvenes con discapacidad en Canarias se encuentra desempleado, frente al 49% de sus coetáneos, y seis de cada diez parados con discapacidad (60%) es desempleado de larga duración, porcentaje superior al 41% de los jóvenes en el archipiélago canario.
Hombre en silla de ruedas
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Hombre en silla de ruedas

Un 74% de los jóvenes con discapacidad en Canarias se encuentra desempleado, frente al 49% de sus coetáneos, y seis de cada diez parados con discapacidad (60%) es desempleado de larga duración, porcentaje superior al 41% de los jóvenes en el archipiélago canario.

Así se desprende de una encuesta de la Fundación Adecco y JYSK a 600 jóvenes con discapacidad menores de 25 años con el objetivo de profundizar en su situación profesional, para compararla con la de sus coetáneos y evaluar el grado de normalización de las nuevas generaciones con discapacidad en el mercado laboral.

Según el responsable de Administración y Personal de JYSK España, Olafgilbert Zoder, "los jóvenes con discapacidad representan un inmenso potencial de talento para nuestra economía que no podemos desaprovechar; sin embargo, aún existe una importante brecha en las cifras de formación y empleo, una brecha que puede reducirse creando conciencia a través de este informe".

El director general de la Fundación Adecco, Francisco Mesonero, comenta que los 'Millenials', es decir, los nacidos desde mediados de los 80, constituyen "una generación estratégica para nuestro mercado laboral, cada vez más envejecido, en el que las nuevas cohortes no son suficientes para abastecer la creciente masa de jubilados".

En este sentido, ve crucial estimular la participación de los jóvenes con discapacidad en el empleo: "Nuestro país no puede permitirse ser discriminatorio; necesita el talento de los jóvenes con discapacidad para salir adelante".

El pasado año, desde la Fundación Adecco se generaron 350 empleos para jóvenes con discapacidad y constata que el ratio de éxito en la incorporación es muy alto, reduciéndose la rotación y el absentismo. "Las personas con discapacidad que deciden participar en el mercado laboral, lo hacen porque realmente desean hacerlo, duplicando su compromiso y rendimiento", asegura Mesonero.

Menor formación,

Más desempleo.

El nivel formativo es un factor determinante a la hora de garantizar el acceso al mercado laboral. Entre los jóvenes españoles, la carencia formativa se alza como una de las principales causas de desempleo. De hecho, un 53,2% de los parados menores de 25 años no ha superado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO).

A través de la encuesta se ha podido esbozar el nivel formativo predominante entre aquellos que tienen discapacidad. Si bien las diferencias entre los que han cursado Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato son mínimas, se aprecian importantes desfases en el porcentaje de jóvenes con estudios primarios y superiores.

Así, un 19,3% de los encuestados con discapacidad tiene estudios primarios, más del doble que sus coetáneos (9,4%). Por el contrario, sólo un 8,2% cuenta con estudios universitarios, casi la mitad que el resto de los jóvenes (17,2%). Con ello, el porcentaje de menores de 25 años con discapacidad en desempleo, que no ha superado la ESO, asciende hasta el 64,3%.

El menor nivel formativo no es el único elemento que eleva la tasa de paro de los jóvenes con discapacidad, ya que existen otros condicionantes. Según Francisco Mesonero, "siguen existiendo barreras en el plano intangible, principalmente marcadas por los prejuicios y estereotipos que siguen asentados en el seno de las compañías".

Estos prejuicios asocian la contratación de jóvenes con discapacidad con política social o altruismo y no como una ventaja competitiva para la empresa, lo que ocasiona que los profesionales con discapacidad sean descartados en empleos que podrían desempeñar a la perfección.

A ello hay que añadir algunos elementos como la sobreprotección familiar, que en algunos casos frena el acceso a la formación y al mercado laboral de los jóvenes con discapacidad, o el desconocimiento y falta de recursos de los jóvenes a la hora de afrontar la búsqueda de trabajo. "En ocasiones tienen dudas sobre el tipo de empleo al que optar y pueden llegar a autoimponerse falsos límites, influenciados por las creencias sociales estereotipadas", explica Mesonero.

Además, son frecuentes las dudas sobre cómo afrontar la discapacidad en una entrevista de trabajo o si incluirla en el currículum. Desde la Fundación Adecco recomiendan no hacerlo, ya que el grado de discapacidad no es un factor que determine las competencias de un candidato, al igual que el sexo o la fecha de nacimiento.

Desempleo de larga duración.

Los factores anteriormente citados (menor formación, prejuicios empresariales, sobreprotección familiar o carencia de recursos) traen consigo una mayor dificultad de los jóvenes con discapacidad a la hora de salir del desempleo, corriendo un mayor riesgo de que éste se convierta en estructural, es decir, superior a doce meses.

Los datos de la encuesta arrojan que seis de cada diez parados jóvenes con discapacidad (60%) es desempleado de larga duración, frente al 41% de sus coetáneos. Un 38% de los jóvenes con discapacidad lleva más de dos años en paro y un 22% más de doce meses. El paro estructural afecta más intensamente a las mujeres jóvenes con discapacidad: un 62% lleva más de un año en paro, frente al 51% de los hombres.

Según Mesonero, "esta cifra da cuenta de la importancia de impulsar planes de asesoramiento y orientación para jóvenes con discapacidad y sus familias, de cara a que el desempleo no se cronifique.

En este sentido, ve fundamental dotarles de herramientas y confianza suficientes para afrontar su acceso al mercado laboral; además, opina que hay que seguir realizando una labor de sensibilización en las empresas, trasladando el mensaje de que la discapacidad no merma la productividad de un trabajador, sino que puede ayudarle a sacar lo mejor de sí mismo.

La universidad:

El gran reto.

La plena integración de las personas con discapacidad sólo puede alcanzarse si ésta se extiende a todos los ámbitos y esferas de la vida social, económica y cultural. Para la Fundación Adecco, uno de los más importantes es el entorno educativo.

A juicio de Mesonero, "la Universidad representa la plenitud de la etapa formativa de cualquier persona y, por tanto, alcanzar la igualdad real pasa por normalizar la presencia de personas con discapacidad en este entorno; sin embargo, los universitarios con discapacidad representan tan sólo el 1,3% del total del alumnado, encontrándose infrarrepresentados en la Universidad".

Un porcentaje muy destacado de los que deciden estudiar se acoge a la modalidad a distancia (40%). De todos ellos, cuatro de cada diez admite que prefiere estudiar desde casa debido a la existencia de barreras arquitectónicas y psicológicas en el entorno educativo.

De los que estudian de forma presencial, un 35% declara haber encontrado barreras en su centro de estudios. Ya sea en falta de adaptaciones físicas o por la ausencia de personal que atienda las necesidades específicas de las personas con discapacidad (por ejemplo, tomar apuntes).

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