El mal tiempo que nos ha dejado este verano no sólo ha afectado a los amantes de la playa, o a los que gustan de disfrutar las noches de la Aste Nagusia bilbaína. Para bien o para mal, los comerciantes de la capital vizcaína han notado un cambio en la actitud de sus clientes durante la época de rebajas estivales, entre los meses de julio y agosto.

«La temporada de rebajas ha sido muy irregular. Empezamos muy bien la primera semana de julio, pero luego ha ido descendiendo y ascendiendo la venta como en dientes de sierra», señala Jon Aldeiturriaga, gerente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo. Aunque en esta organización opinan que aún es pronto para hacer un balance definitivo.

Nuevos beneficios

La inusual climatología de este año ha provocado que los descuentos veraniegos no hayan dado el resultado esperado por todos y sí, en cambio, la venta de prendas de vestir propias de la temporada otoño-invierno que se avecina. «Los productos rebajados eran propios para el verano, pero la gente que venía se compraba abrigos, botas, ropa para el frío», comentaba ayer el encargado de una tienda de la Gran Vía bilbaína.

No obstante, el hecho de que los clientes optasen por comprar ropa de la nueva temporada no sólo no ha perjudicado, sino que ha llegado incluso a beneficiar a muchos de los comerciantes, que han visto así compensado el bajón de ventas de los productos rebajados. «Las prendas para otoño no tenían descuentos y es lo que más hemos vendido, por lo que no hemos perdido dinero», explican en la tienda Trucco, en Alameda Rekalde.

Aun así, el mes de julio tuvo en su mayor parte días perfectos para salir a hacer unas compras. «Muchos días estaba nublado pero no llovía; no era tiempo de playa, por lo que mucha gente que todavía estaba trabajando  en Bilbao aprovechaba para darse una vuelta por las tiendas», indica Jorge Aio, gerente de la asociación de comerciantes BilbaoCentro.

Tiendas vacías

Pese a que pueda parecer lo contrario, el mal tiempo, y sobre todo la lluvia, ha hecho que en los dos meses que han durado las rebajas, las tiendas hayan permanecido prácticamente vacías a lo largo de muchos días. «La gente no se anima a ir de compras cuando hace mal tiempo; o se quedan en casa o van a los centros comerciales», se quejan los comerciantes. Si bien es cierto que éstos