Tiene el pelo blanco y rizado y no mide más de 15 centímetros. Se llama Peca y es un perro caniche cuya pérdida ha dejado desconsolados a dos niños, de siete y diez años, con los que convivía desde hace cinco. Sus dueños lo dejaron en una residencia canina de Molina de Segura, a la que pagaron 300 euros. A la vuelta de sus vacaciones se lo habían perdido.

«Vamos a demandar a la residencia. No se puede volver, tras 17 días en Marruecos, y entender que se les ha escapado», explica Olga Sastre, la dueña del perro, a quien el propietario de la residencia quiso compensar con otro cachorro. «Es un perro, no un coche, que si se rompe te dan otro», dice ella.

En la residencia canina Altorreal asumen la responsabilidad. «Se escapó mientras lo paseaba», cuenta el propietario, Gabriel Lozano.

«Saltó una valla de un metro»

Todo ocurrió el pasado 19 agosto, cuando Gabriel Lozano, responsable de la residencia canina de Altorreal, paseaba a Peca junto con un pastor alemán que la familia de Olga Sastre les había dejado. «De repente, el caniche saltó una valla de un metro de altura que protege el recinto», cuenta Gabriel. Desde entonces, él y el personal de la residencia han estado buscando el perro por los alrededores de Altorreal, pero no aparece.

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