La compra por parte del ayuntamiento de la localidad francesa de Argenteuil de una sustancia nauseabunda para alejar a las personas sin hogar del centro de la ciudad ha suscitado fuertes críticas.
La medida, tomada por el alcalde conservador del municipio, George Morthon, es "una escandalosa caza a los pobres, contraria a la dignidad humana", afirmó el Partido Socialista.
Asimismo, un sindicato expresó su indignación por los métodos "inmundos" del alcalde y pidió a las "autoridades nacionales" que los condenen.
Para alejar a los vagabundos del centro de la ciudad, la Alcaldía de Argenteuil compró en julio un producto pestilente repulsivo llamado 'Malodore', con el objetivo de pulverizarlo en los lugares donde las personas sin techo suelen instalarse, para que se fueran.
Los funcionarios municipales se negaron a emplearlo, pero se encargó a trabajadores del principal centro comercial de la localidad la tarea de rociar con el repulsivo una zona junto a una vía de acceso a comienzos de mes.
Un matrimonio sin techo, que estaba instalado allí, dijo a los medios locales que el producto "les irritaba la garganta y los ojos", pero "somos tozudos y volvimos unos días después".
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