"¿Crees que porque soy pobre, poco conocida, poco atractiva y pequeña, no tengo alma y no tengo corazón? ¡Piensas mal! ¡Tengo tanta alma como tú y llena de corazón! Si Dios me hubiera dotado de algo de belleza y mucha riqueza, habría sido tan difícil para ti dejarme, como lo es ahora para mí el dejarte. No estoy hablando contigo ahora por medio de la costumbre, convencionalidades, ni siquiera de la carne mortal: es mi espíritu que se ocupa de tu espíritu, como si ambos hubieran pasado por la tumba, y se situaran a los pies de Dios, iguales como somos".
La meditación dirigida al hombre del que está enamorada la protagonista de la novela Jane Eyre [versión en línea y formato PDF en español, original en inglés en Google Books] explica los efectos inmediatos del libro en la moralmente rígida e hipócrita sociedad inglesa de 1847, cuando fue publicada la primera edición. También contiene las razones que justifican que el libro sea considerado una de las primeras obras literaria feministas o, más bien, protofeministas, dado que la idea de la igualdad de la mujer y el hombre ni siquiera se planteaba por entonces.
Un atrevimiento
La autora, Charlotte Brönte (1816-1855) tuvo que firmar la obra con seudónimo —Currer Bell— porque temía la reacción conservadora: aunque se trataba de una bildungsroman (novela de formación o aprendizaje), un subgénero bien aceptado por entonces, expresar con llaneza y sinceridad el punto de vista femenino era para algunos un atrevimiento. La obra, pese a todo, fue un éxito instantáneo, se publicó a ambas orillas del Atlántico de manera casi coincidente, se vendió mucho y bien y obtuvo elogios de grandes literatos —sobre todo del respetado William Makepeace Thackeray, a quien algunos atribuyeron la autoría inicialmente—.
El 200º aniversario del nacimiento de la mayor de las tres hermanas Brönte —quizá superada en fama por la mediana, Emily (1818-1848), quien en 1847, semanas más tarde que Jane Eyre, publicó Cumbres borrascosas, mucho más innovadora formalmente pero menos vivencial— es recordado en la National Portrait Gallery de Londres con la exposición Celebrating Charlotte Brontë 1816-1855 (Conmemorando a Charlotte Brönte 1816-1855, que estará abierta al público entre el 22 de febrero y el 14 de agosto.
Rectoría aislada entre páramos
La muestra explora la vida, el desarrollo creativo y el éxito profesional de la escritora a través de la exhibición de piezas de la colección permanente de la galería y 26 objetos cedidos por la. En él se incluirán los retratos de la galería y 26 elementos cedidos por el Museo Brontë, la rectoría aislada en una región de páramos de Haworth donde trabajaba como clérigo anglicano el cabeza de familia, el irlandés Patrick Brönte, que también cultivó la escritura
Entre las piezas que componen la muestra destacan cuadros y dibujos de Charlotte, cartas y diarios y los famosos libritos infantiles que creaban las tres hermanas. También se exponen un par de botines de tela usados por Charlotte, varias primeras ediciones de Jane Eyre y de la novela póstuma The Professor, rechazada por varias editoriales y sólo impresa en 1857 tras la muerte de la escritora y la biografía de referencia que escribió la afamada novelista victoriana Elizabeth Gaskell. Entre los obra gráfica brilla un delicado retrato a tiza de Charlotte pintado por su amigo George Richmond.
Gran timidez pero gran valentía
De gran timidez en persona, Charlotte Brönte cuestionó con valentía las convenciones sociales en sus novelas, basándose en su experiencia personal como maestra e institutriz. Las hermanas deseaban montar una escuela privada en la casa familiar, pero nunca consiguieron alumnos suficientes ni apoyo financiero para materializar el proyecto.
Charlotte vivió durante dos años en Bélgica estudiando pedagogía y allí se enamoró de uno de los profesores, un hombre casado. La experiencia fue el germen de Jane Eyre, el desventurado e imposible amor entre la protagonista, una huérfana de pocos recursos, y el señor Rochester, hacendado y casado, para cuyos hijos trabaja la muchacha como institutriz.
Las tres murieron jóvenes y de tuberculosis
Las tres hermanas Brönte, niñeras por necesidad pero constantes en el sueño de conseguir la independencia y sacudirse de las ataduras morales, murieron de tuberculosis y a edades tempranas. Charlotte, poco antes de cumplir los 38 años, Emily a los 19 y Anne, también escritora (Agnes Grey, de 1847, es su novela más conocida), a los 28.
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