Pippal, retratista de la Viena tranquila de los años cincuenta

  • Hans Robert Pippal (1915-1998) capturó en sus obras el espíritu alegre y despreocupado de la Viena posterior a la II Guerra Mundial.
  • Difícil de clasificar en una corriente artística, adoptó técnicas, estilos y temas muy diferentes: se dejó influir tanto por el impresionismo tardío como por el cubismo.
  • El museo Albertina de Viena celebra una monográfica del conocido como el 'más vienés' de los pintores austriacos del siglo XX.
'Chica joven delante de un carro de flores' (1957), pintura al pastel de Hans Robert Pippal
'Chica joven delante de un carro de flores' (1957), pintura al pastel de Hans Robert Pippal
Albertina, Wien © Bildrecht, Wien, 2016
'Chica joven delante de un carro de flores' (1957), pintura al pastel de Hans Robert Pippal

La Viena que pinta Hans Robert Pippal (1915–1998) es todavía una ciudad convaleciente que se recupera de la II Guerra Mundial arropada por una atmósfera tranquila. Las obras combinan la exactitud con lo vaporoso, el edificio histórico con el ambiente de los barrios, el dinamismo del peatón que tiene prisa y la charla de quienes no tienen ninguna.

Aunque es innegable cierto aire impresionista, nunca se encasilló en una corriente determinada, supo siempre esquivar las clasificaciones adoptando diferentes técnicas, estilos y temas. Cuando las vanguardias entraron con fuerza, él se resistió a la abstracción y prefirió ser fiel a un espíritu sosegado y clásico.

"No era un revolucionario", dicen desde el museo Albertina de Viena, refiriéndose al rechazo del autor a encajar en las vanguardias cuando invadían el panorama artístico austriaco de la posguerra. Definen el lenguaje armónico de las pinturas como "un reflejo de los tiempos" y señalan que en ellas se respira un aire "alegre" y "despreocupado", el que todos ansiaban respirar.

"El más vienés"

Con el discreto título de Hans Robert Pippal, la pinacoteca propone hasta el 28 de marzo un acercamiento al conocido como "el más vienés" de los pintores austriacos del siglo XX.

Mientras las escenas urbanas son herederas del impresionismo tardío, en las pocas relacionadas con el cristianismo hay ecos del fauvista y expresionista Georges Rouault. En las obras creadas durante sus viajes a Italia y Francia se rindió a los colores de Matisse, Maurice Utrillo y Raoul Dufy a la vez que se aficionó al vedutismo, un género veneciano del siglo XVIII que ahondaba en el paisajismo hasta producir panorámicas sumamente fieles a la realidad.

La monográfica cuenta con piezas de una gran variedad de temas, de paisajes invernales de árboles pelados —a través de los que se ve la pomposa arquitectura de la ciudad— a bodegones y trabajos influidos por el cubismo. El grupo se completa con acuarelas, pasteles, dibujos y bocetos que recientemente Martina Pippal —hija del artista e historiadora del arte, pintora y escultora— ha donado al Albertina.

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