Condena, protestas y llamadas a la venganza tras la ejecución del líder chií Al Nimr por Arabia Saudí

  • Arabia Saudí llevó a cabo este sábado la mayor ejecución realizada en décadas en su reino.
  • Fueron 47 personas acusadas de terrorismo, entre ellas el clérigo chií opositor Nimr Baqir al Nimr.
  • Las reacciones de condena han llegado desde la UE y desde grupos y dirigentes chiíes de países como Irán, Baréin, el Líbano o Irak.
La embajada de Arabia Saudí en Teherán, en llamas como protesta por la ejecución de Nimr Baqir al Nimr.
La embajada de Arabia Saudí en Teherán, en llamas como protesta por la ejecución de Nimr Baqir al Nimr.
EFE
La embajada de Arabia Saudí en Teherán, en llamas como protesta por la ejecución de Nimr Baqir al Nimr.

Las autoridades saudíes ejecutaron este sábado a 47 personas condenadas por terrorismo, entre ellas el clérigo chií opositor Nimr Baqir al Nimr, en una demostración de mano dura que encendió la ira de la comunidad chií en Oriente Medio.

Esa ejecución en masa y simultánea, realizada en doce zonas del país mediante decapitaciones por sable y fusilamientos, es la mayor realizada en décadas en el reino saudí, donde desde la llegada al trono de Salman bin Abdelaziz a principios de 2015 se ha disparado la aplicación de este tipo de castigos.

El año pasado se realizaron 150 las ejecuciones en el país que sigue una estricta versión de la sharía o ley islámica, según organizaciones de Derechos Humanos, una cifra muy superior a las 90 de 2014. La mayoría de los ejecutados este sábado (45 saudíes, un egipcio y un chadiano) son extremistas suníes, algunos destacados miembros de Al Qaeda, pero entre ellos figuran también cuatro chiíes como Al Nimr.

Algunos de los ataques imputados a los suníes son los registrados contra varios complejos residenciales occidentales en Riad en 2004, y contra empresas petroleras, el Ministerio del Interior o el consulado estadounidense en Yeda en 2005. La campaña terrorista lanzada por algunos grupos para desestabilizar al régimen saudí en mayo de 2003, que fue contestada con una lucha sin cuartel de las fuerzas saudíes, causó decenas de muertos.

La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, condenó "el uso de la pena capital en todas las circunstancias y en particular en casos de ejecuciones en masa", y alertó de que lo ocurrido puede aumentar las tensiones sectarias en la región.

Por su parte, Amnistía Internacional condenó en un comunicado la ejecución y consideró que buscan "aplastar" la disidencia y "ajustar cuentas". "El asesinato del jeque Al Nimr sugiere que las autoridades de Arabia Saudí están empleando la pena de muerte en nombre del antiterrorismo para ajustar cuentas y aplastar a los disidentes", denunció en la nota el director de la organización para Oriente Medio y el Norte de África, Philip Luther.

Al Nimr, detenido desde 2012

En cuanto a los chiíes, esa minoría también ha sido blanco de las autoridades, después de que entre 2011 y 2013 se registraran manifestaciones y ataques contra la Policía en la región de Al Qatif.

Al Nimr fue detenido en julio de 2012 por apoyar los disturbios y a grupos terroristas contra las autoridades saudíes en Al Qatif, en el este del país y de mayoría chií.

Su condena a la pena capital fue confirmada el pasado octubre por el Tribunal Supremo, que le culpó de desobedecer a las autoridades e instigar a la violencia sectaria, lo que ya levantó las críticas de la comunidad chií.

También fue muy polémica la condena a muerte contra su sobrino Ali Mohamed al Nimr y otros dos jóvenes chiíes, detenidos cuando eran menores de edad.

Reacciones de condena y llamada a la venganza

Las reacciones a la ejecución del clérigo llegaron de grupos y dirigentes chiíes de países como Irán, Baréin, el Líbano o Irak, agudizando las ya crecientes tensiones sectarias.

El portavoz del Ministerio de Exteriores de Irán, la gran potencia chií y rival de Arabia Saudí, Hosein Yaber Ansarí, denunció "la profunda imprudencia e irresponsabilidad" del régimen saudí, y auguró que este "pagará un precio alto" por esta acción.

El líder supremo de la República Islámica de Irán, el ayatolá Seyyed Alí Jamenei, ha condenado en términos enérgicos la ejecución por parte de Arabia Saudí del importante clérigo chií Nimr al Nimr, según ha informado la cadena iraní de televisión Press TV. Jamenei ha realizado estas declaraciones durante el inicio de su curso a los clérigos en Teherán el domingo, en las que ha hecho hincapié en que el mundo entero debe actuar de forma responsable ante este y otros crímenes cometidos por el régimen saudí en Yemen y Bahréin.

"Sin ninguna duda, la sangre derramada de forma ilegal de este mártir inocente tendrá un rápido efecto y la divina venganza caerá sobre los políticos saudíes", ha añadido el líder.

El clérigo chií iraquí Muqtada al Sadr ha hecho un llamamiento a la movilización masiva en las calles de los países de la región. "Pido a los chiíes de Arabia Saudí (...) que sean valientes y respondan con manifestaciones pacíficas. Lo mismo para los chiíes del golfo (Pérsico) para evitar que haya más injusticias y terrorismo gubernamental en el futuro", ha argumentado en un comunicado publicado en su página web.

En el Líbano, el grupo chií Hizbulá responsabilizó a EE UU por la ejecución, al ser un aliado del régimen saudí, e instó a la comunidad internacional a condenar ese "crimen odioso".

Por su parte, el vicepresidente del Consejo Superior Chií, el jeque Abdul Amir Qabalan, calificó la acción de "grave error" y "acto peligroso": "Es un crimen contra la Humanidad que tendrá repercusiones en los próximos días (...) un llamamiento a la escisión y a avivar la división", subrayó.

Esas repercusiones se vivieron ya en Barein, donde la mayoría chií se lanzó a las calles y protagonizó enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Los manifestantes enarbolaron fotografías de Al Nimr y entonaron lemas que pedían la muerte para la familia gobernante saudí Al Saud y contra la monarquía bareiní, que profesan el islam suní.

Incendio en la embajada en Teherán

La embajada saudí en Teherán ha sido atacada la noche del sábado por grupos de manifestantes que protestaban contra la ejecución del clérigo chií.

Según informó la agencia Isna los manifestantes se reunieron frente a la embajada saudí gritando proclamas contra ese país y algunos penetraron momentáneamente en la legación diplomática, que al parecer registró algún incendio en su interior por el lanzamiento de cócteles molotov y que los bomberos sofocaron.

Arabia Saudí justifica las ejecuciones

Ante las críticas, las autoridades saudíes defendieron su decisión alegando que todos fueron sometidos a juicios justos, con todas las garantías, y en aplicación de la ley islámica.

El comunicado del Ministerio del Interior anunciando las ejecuciones estaba precedido por versículos coránicos que justifican el uso de este castigo.

Del mismo modo hizo el mufti saudí, la máxima autoridad religiosa, Abdulaziz al Sheij, para quien son "legítimas" y tienen el objetivo de "defender la seguridad y estabilidad" del país.

En una rueda de prensa y al ser preguntado por Al Nimr, el portavoz de Interior, Mansur al Turki, solo indicó que "el reino saudí aplica sus fallos judiciales legales independientemente de la persona".

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