El servicio está destinado «especialmente» a gente mayor, aunque también pueden acogerse personas jóvenes con problemas físicos, psíquicos o de desestructuración familiar.
El SAID cuenta con una dirección en la que hay dos gestores que valoran y determinan los servicios que se prestan, después de que se reciba la petición de asistencia a través de los médicos o enfermeras de atención primaria, los servicios sociales o los propios familiares.
En función de sus ingresos, el paciente deberá pagar una parte del servicio o lo recibirá gratis. El objetivo es que en 2007 unas 3.100 personas puedan beneficiarse de este servicio.
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