Wilco, Antony & The Johnsons y Kiko Veneno, trío de reyes en Benicàssim

  • El grupo de Jeff Tweedy convenció anoche en el FIB con un concierto vibrante en el que defendió brillantemente su último disco.
  • The Rapture y The Klaxons movilizaron al público británico.
  • Los "fibers" españoles responden a la llamada de Kiko Veneno y su "Joselito".
El cantante de la banda estadounidense Wilco durante su concierto que se celebró en el Escenario Verde.
El cantante de la banda estadounidense Wilco durante su concierto que se celebró en el Escenario Verde.
JAVIER ALONSO JULIÁ
El cantante de la banda estadounidense Wilco durante su concierto que se celebró en el Escenario Verde.
La maquinaria del FIB alcanzó ayer su pleno rendimiento. Tras el aperitivo del jueves, la segunda jornada encendió los motores de los cuatro escenarios, inauguró el mercadillo y recibió a los que faltaban por llegar. Ya estamos todos, los 40.000.

La pregunta más habitual en el recinto volvió a ser: "¿hablas español?". Los ibéricos, minoría en este congreso del pop, hicieron campaña a favor de sus derechos territoriales. "¿Dónde están los guiris?", coreaban antes del concierto de Kiko Veneno.

El recital del cantante español ha sido la gran rareza de este año (y probablemente de la historia del festival). Sin embargo, Veneno recibió la bendición de la parroquia ‘indie', que terminó pidiéndole el "Joselito". Y lo tocó.

A la misma hora que Kiko Veneno los norteamericanos Wilco ejecutaron uno de los conciertos del festival hasta ese momento. El set fue más corto que en su reciente visita a Barcelona, pero ganó en volumen e intensidad.

Clásico pero vivo

De nuevo defendieron con uñas y dientes su último disco, "Sky Blue Sky", cuyo corte clásico les ha costado las primeras críticas despectivas en años. En directo mitigan las dudas, construyendo un show potente y vibrante que en ningún momento carece de frescura.

Dos momentos remarcables: el tremendo solo de guitarra de "Imposible Germany" -¿se puede hacer algo más emocionante con tres guitarras?- y el final con "Spiders", donde metieron el doble de ruido que The Jesus & Mary Chain en sus dos conciertos del Summercase.

Se llevaron los primeros "oe, oe, oe..." del festival. Los británicos se unían al cántico, típico de España, a su manera: "Ole, ole, ole...". Los que quedaban, porque con el inicio de The Rapture y Ok Go! hubo desbandada inglesa en masa.

Curiosamente, las dos carpas cubiertas, escenarios secundarios, fueron las protagonistas anoche y se llevaron la mayor parte del público. ¿El motivo? La programación de "hypes" británicos como los dos mencionados, así como The Klaxons y The Horrors.

Música de terror

Estos últimos metieron miedo de verdad. Tras la experiencia en la sala Moby Dick de Madrid, donde destrozaron parte del mobiliario y hubo tres heridos, ¿qué no serían capaces de hacer en el FIB?

Faris Badwan, su cantante, es una mezcla entre el protagonista de "El Cuervo" y Jack Nicholson en "El resplandor". Había que verlo: delgaducho, despeinado y vestido de negro, caminando en círculos con la cabeza mirando al suelo. La primera vez que miró al público enseñó las uñas como si fuera un felino. ¿Se hacen una idea?

Finalmente, la sangre no llegó al río y, si acaso, el que pudo salir peor parado fue él. Le llovieron objetos -"minis" de cerveza, un peluche, un cinturón, un rollo de papel higiénico- durante todo el concierto. Él, a lo más que llegó, fue a atizar a una de las bolas de discoteca con el palo del micrófono. Nada serio.

Precursores del pop electrónico

Los norteamericanos Devo, con sus inseparables tiestos en la cabeza, eran teóricamente los cabezas de cartel del viernes, más por historia y leyenda que por tirón popular (tímida asistencia a su concierto). Demostraron estar en forma, con un repertorio de éxitos ochenteros -son pioneros del pop electrónico- donde destacaron "Girl U Want", "Whip it", "Mongoloid" o su versión robótica del "Satisfaction" de los Rolling.

El calor volvió a respetar a los asistentes. Sólo a media tarde en las carpas se intensificó la sensación de sofoco. Coincidió con los recitales de Rufus Wainwright y Antony & The Johnsons.

El primero, tan pomposo y dulzón como acostumbra, rozó el sopor. Sus canciones de pop clásico y su registro vocal ampuloso quizás funcionen en un musical de Broadway, pero a 35 grados a la sombra en Benicàssim no consiguen, ni de lejos, el mismo efecto. "Esta canción apesta", soltó un "fiber" inglés al final de una de sus interpretaciones.

Antony, un gigante sensible

El gigantón Antony, con sus gestos a medio camino entre Eminem y El Fary, fue mucho más efectivo. En primer lugar, porque sus canciones no dan rodeos a la hora de despertar las emociones. Sonó regular -llevaba una sección de cuerda, siempre difícil de sonorizar-, pero incluso así "For Today I Am A Boy" o "Hope There's Someone" enternecieron el corazón del FIB.

Como curiosidades de la jornada, los padres del indie rock Dinosaur Jr. versionaron el "Just Like Heaven" de The Cure, Fangoria hizo lo propio con el "Quiero ser santa" de Parálisis Permanente y, ojo, ¡el "esta sí, esta no", de Chimo Bayo!, el público fue desalojado de las carpas en alguna ocasión para barrer el suelo y, viendo a Antony con ojos llorosos, había un espectador vestido de deportista griego. Calzón dorado, corona y medalla al cuello. Nada más.

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