La parada de la plaza San Agustín está a rebosar. Son las 11.10 de la mañana y allí se acumulan casi 20 personas. Cinco minutos después, pasa el 60 y, por lo visto, no es sólo cuestión de suerte: la frecuencia de paso es buena.

Desde un primer momento, el autocar está lleno, pero a pesar de ello, el aire refresca muy bien. El conductor me comenta que el 60 «siempre carga mucho» y que, de 8 a 16 h, «llegan a subir 160 personas».

Enfilamos la Gran Vía y, en la primera parada, sube más gente, pero es en Nuevo Centro cuando hay más movimiento de pasajeros.

Dos viajeras explican que casi no habían tenido que esperar y que, aunque no suelen coger el 60, mientras esperan otros buses, lo vieron pasar varias veces.

Continúo mi viaje y, hablando con otros pasajeros, todos coinciden en que el 60 está muy bien, ya que los buses pasan seguidos.

En Peset Aleixandre, el autobús empieza a descongestionarse y así continúa hasta que, tras una breve parada al fin del trayecto, llegamos a La Fe, donde vuelve a llenarse, y así sigue hasta el mercado. Muchos de sus viajeros no habituales lo utilizan para llegar hasta allí.

El 60 es un bus del que pocos se quejan. El único problema que tiene es que va muy lleno. Sin embargo, su frecuencia de paso es impecable. Nota:7.

Los viajeros

Cristóbal

Está jubilado

«Lo cojo para ir al mercado. Pasa cada 10 minutos, salvo los jueves que tarda más».

Mercedes

Tiene 29 años y trabaja

«En La Fe, no puedo aparcar y voy en bus. Va bien y casi no he tenido que esperar».