Pensamos con más frialdad si lo hacemos en un idioma extranjero

  • En personas bilingües, las respuestas difieren emocionalmente si se realizan en el idioma materno o en el extranjero.
  • Varias investigaciones consideran que el entorno en el que se aprende un idioma impone una mayor o menor distancia emocional al usarla.
Representación artística del cerebro humano.
Representación artística del cerebro humano.
Andrew Mason / WIKIMEDIA
Representación artística del cerebro humano.

Estudios científicos, como el que recientemente hizo público el Basque Center on Cognition, Brain and Language, concluyen que las personas están menos influenciadas por las emociones, y por tanto piensan "con más frialdad", cuando usan una lengua extranjera, mientras que son "más propensas" a ser más emotivas en el idioma materno.

El BCBL llegó a estas conclusionesa través de un experimento con 126 castellanohablantes con alto nivel de inglés, cuyos resultados fueron contrastados y equiparables a los practicados con nativos ingleses. Tras ser sometidos a diversas pruebas con estímulos dotados de diferente carga emocional, los científicosdescubrieron "una clara disparidad" en las respuestas que ofrecían en función de si empleaban su idioma materno u otro que dominaban.

"Nuestra conclusión es que existe una estrecha relación entre cada lengua, el contexto en el que se ha aprendido y el procesamiento de las emociones", explicaba el investigador del BCBL Jon Andoni Duñabeitia, quien añadió que "el estudio demuestra mediante respuestas emocionales 'automáticas' que somos más emotivos en nuestra lengua que en otra".

El estudio del BCBL parte de investigaciones que consideran que el entorno en el que se aprende un idioma impone una mayor o menor distancia emocional al usarla.

Esto es porque las lenguas nativas se adquieren generalmente "en contextos emocionalmente ricos", como el seno familiar, mientras que las extranjeras suelen aprenderse en entornos escolares o académicos "con menor carga emocional" y, en consecuencia, investigadores han defendido la existencia de "un desapego emocional asociado" a las lenguas foráneas.

El estudio del BCBL ha analizado si esa distancia lingüística y emocional tenía tanta importancia como para manifestarse incluso en etapas automáticas del procesamiento de las emociones y ha concluido que sí, que las acciones de las personas "están menos influenciadas por las emociones" si usan un idioma no materno.

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