En un momento histórico inédito en la velocidad en que puedes decir tonterías e internacionalizarlas gracias al santiamén del silicio, ya tardaban los más vándalos de los artistas británicos, Gilbert & George, en difundir un ideario de estilo tweet o whatsaap o status o lo que termine por ser este microlenguaje que estamos creando en el camino de regresión al protozoo que una vez fuimos y al cual parecemos retornar.

Dicen el par de marranos —suelen referirse a sí mismos y de forma intercambiable como La Mierda y El Coño— que han reunido 3.500 "fuckosophies", palabra de su invención que amanceba fuck (joder) con philosophy (filosofía) y podría traducirse por jodesofías. Son expresiones igualitarias, explican, que "pueden ser entendidas por cualquier ser humano": fáciles, directas, altisonantes, concisas, claras... y, por supuesto, cercanas a la grosería y chorreando irreverencia.

Aunque la idea final de la pareja-sociedad más bien llevada del arte mundial —Gilbert Proesch (San Martino in Badia - Italia, 1943) y George Passmore (Plymouth - Inglaterra, 1942)— es grabar un disco con las fuckosophies [no hay detalles sobre el proyecto, pero cantar es lo único que les falta para completar todas las posturas de las artes], por ahora se conforman con exponer diez en The Banners, que mostrarán en la galería White Cube de Londres, espacio artístico en el que suelen estrenar siempre, entre el 25 de noviembre y el 24 de enero de 2016.

La exposición, que Gilbert & George definen como un desarrollo de sus "mandamientos", su "protesta testamentaria" a las maldades que, opinan, parten de la religión —"las guerras de hoy son religiosas y todavía tenemos obispos en la Cámara de los Lores, obispos que no se mostraron contrarios a la abolición del esclavismo durante 30 años", declaran—, está compuesta por diez pancartas sobre folios en blanco de gran tamaño (1,22 por 1,52 metros) montados sobre lino. Cada una lleva tres brazaletes de metal en la parte superior para que puedan ser colgadas con facilidad.

Las diez consignas afirman una creencia y en conjunto definen una "visión moral que es a la vez liberal, atea, monárquica y existencial", dicen los organizadores de la muestra. Todos los mensajes son proactivos:  están redactados en imperativo y proponen la "interrupción de las convenciones o sofisma modernos" como medio para "alentar a las personas a pensar por sí mismas" y no dejarse llevar al matadero imitando a los demás o haciendo lo que se lleva o se considera correcto.

La firma icónica de los artistas aparece impresa en rojo crudo en la mitad superior de cada pancarta-banderola: "Gilbert & George dicen". En la parte  inferior, en caligrafía que parece tomada del grafiti torpe pero linfático de las tags,  aparecen lemas escritos en espray negro y en capitulares.

Los mandamientos escritos en cada pieza son estos: Fuck the Planet (Jode al planeta), Burn that Book (Quema ese libro), Ban Religion (Prohibid la religión), Decriminalise Sex (Descriminalizad el sexo), Fuck the Teachers (Jode a los maestros), God Save the Queen (Dios salve a la Reina), Fellatio for All (Felación para todos), Fuck Him (Jódelo a Él), Make Cunnilingus Compulsory (Haced obligatorio el cunnilingus) y Fuck him (Jódelo a él, repetido pero escrito en minúsculas).

Todo en The Bannerstiene una retórica "directa, dura e inmediata". Los artistas han elegido un soporte material dictado por la función y la eficiencia ética en oposición a la estética. No es nada nuevo, durante casi cinco décadas de carrera Gilbert & George han sido polémicos tanto por el arte como por las opiniones y desprecian más que nada el elitismo y las capillas sagradas de los artistas y sus mandarines.

Han realizado trabajos con desnudos, representaciones de actos sexuales, alusiones racistas, obras con fluidos corporales como orina, heces o semen... Apuestan por la democratización del arte al mismo tiempo que atacan al socialismo político. Con esta nueva travesura desafían las "complacencias culturales, políticas, artísticas e individuales" y desarrollan su lema de siempre: "Arte para todos". Quizá sean previsibles, pero lo hacen condenadamente bien y con extrema visibilidad.

Su anterior trabajo, en 2014, fue Scapegoating Pictures for London (Imágenes de chivo expiatorio para Londres), con referencias nada complacientes hacia el mundo "tecnológico, multiconfesional y multicultural" que compone la realidad presente. Los artistas interpretan este momento de la historia como volátil, tenso y acelerado, dominado por "paranoia, fundamentalismo, vigilancia, religión, acusación y victimismo".