Con el torso desnudo, como es habitual en las protestas que organiza el colectivo feminista FEMEN, una activista ha irrumpido este martes en el Senado al grito de "libertad para abortar". Lo ha hecho el día en el que la Cámara Alta vota la reforma del aborto con la que se impedirá que las menores de 16 y 17 años puedan interrumpir su embarazo sin consentimiento paterno o de un tutor legal.

La joven, ataviada con ropa interior manchada de color rojo para simular sangre, se situó en las tribunas del público y comenzó a gritar sus consignas cuando los senadores estaban debatiendo la creación de un registro nacional de pacientes.

Fue desalojada inmediatamente, a la fuerza, por varios empleados de la Cámara. El colectivo se atribuyó posteriormente la acción a través de su cuenta de Twitter, en dos mensajes con el 'hashtag' #Menoronodecidoyo.

La votación de la reforma del aborto se encuentra en el último trámite, ya que tras su aprobación definitiva este miércoles por el Senado no tendrá que volver al Congreso de los Diputados, puesto que no se incorporarán enmiendas a la proposición de ley.

En la ley actual, aprobada por el Gobierno socialista en 2010, las menores que quieran abortar deben informar al menos a uno de sus progenitores, pero con una excepción: están exentas del permiso paterno aquellas entre 16 y 18 años que aleguen que esto le provocará "un conflicto grave, manifestado en el peligro cierto de violencia intrafamiliar, amenazas, coacciones, malos tratos, o se produzca una situación de desarraigo o desamparo”.

Según la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo, el porcentaje de mujeres de entre 16 y 17 años que habían abortado desde que entró en vigor la ley hasta principios de año era del 3,60%, de las cuales solo el 12,38% pudieron no informar a los padres, por encontrarse en situaciones difíciles, por ejemplo, de padres maltratadores. Es decir, el aborto de menores sin consentimiento es del 0,44% del total, según esos datos.