Demuestran que el desarrollo de la fotografía en África no fue un monopolio de los europeos

  • El MET de Nueva York inagura 'Dentro y fuera del estudio: retratos de África Occidental', una exposición sobre un siglo de fotografía en el continente.
  • Con 80 0bras tomadas entre 1870 y 1970 por retratistas de Senegal a Camerún y de Malí a Gabón, la exposición muestra la intensa actividad de los fotógrafos nativos.
  • Las piezas más espectaculares son las de los arraigados y famosos estudios de la década de los años veinte de Seydou Keïta, J. D. 'Okhai Ojeikere y Samuel Fosso.
Retrato de una mujer senegalesa tomado, en torno a 1910, por un fotógrafo desconocido
Retrato de una mujer senegalesa tomado, en torno a 1910, por un fotógrafo desconocido
Courtesy The Metropolitan Museum of Art
Retrato de una mujer senegalesa tomado, en torno a 1910, por un fotógrafo desconocido

Suele entenderse como un hecho consumado que el desarrollo de la fotografía en África fue un monopolio de los europeos que viajaron por el continente en el final del siglo XIX  y el comienzo del XX para explorar tierras desconocidas y documentar culturas. La afirmación es sólo parcialmente cierta: el arte de la imagen no fue exclusivo de los foráneos y numerosos fotógrafos nativos, sobre todo en el occidente africano, tuvieron un papel clave en el avance y extensión de los retratos.

La exposición In and Out of the Studio: Photographic Portraits from West Africa (Dentro y fuera del estudio: retratos de África Occidental) deja en entredicho la visión de la historia marcada por los prejuicios y demuestra que entre Senegal y Camerún y Malí y Gabón la introducción de los retratos fue coprotagonizada por profesionales nativos que gozaron de gran fama y se ganaban holgadamente la vida con estudios estables. La muestra está en cartel, hasta el 3 de enero de 2016, en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (MET) y también puede ser seguida en Twitter bajo el hashtag #InandOutoftheStudio.

Amplia variedad de profesionales y aficionados

Con un marco temporal de cien años, limitado por las décadas de los años setenta de los siglos XIX y XX, la selección reúne 80 retratos de alta calidad técnica, artística e histórica con el objetivo, dicen desde el museo, de "ampliar nuestra comprensión" de la "amplia variedad" de "fotógrafos aficionados y profesionales activos" que trabajaron en la zona desde la llegada de las primeras cámaras.

Además de obras de los grandes maestros de la zona, que establecieron, a partir de los años veinte, estudios propios de gran arraigo a los que acudía el público en masa para ser inmortalizado, el MET tiene el acierto de descubrir brillantes trabajos anónimos y firmas casi nunca difundidas, como el ganés George AG Lutterodt, activo desde 1876, y los hermanos Lisk-Carew de Sierra Leona.

Entre los artistas de renombre aparecen Seydou Keïta (Malí, 1921-2001), JD 'Okhai Ojeikere (Nigeria, 1930-2014), Malick Sibidé (Malí, 1936) y Samuel Fosso (Camerún, 1962), que exploraron las posibilidades del medio con un rico vocabulario estético, utilizando fondos pintados o panoramas de paisajes como foros posteriores y atreviéndose, como en el caso del último, a reclamar el orgullo de la negritud gracias a una teatralidad llena de humor y brillo, o la presencia atrevida de las mujeres nigerianas mostrada a través de los imaginativos y esculturales tocados de pelo que documentó 'Okhai Ojeikere.

'Se apropiaron de la tecnología'

Basándose en la investigación original de la especialista en historia de la fotografía africana Giulia Paoletti, la exposición demuestra, "contrariamente a las suposiciones comunes",  que el arte de la imagen en África "no fue un monopolio de los europeos". Cuando las primeras cámaras llegaron al continente, en torno a 1840, "las comunidades locales se apropiaron de la tecnología y se adaptaron al nuevo medio".

Cuarenta años más tarde, en la penúltima década del siglo XIX, la década de 1880, algunos  fotógrafos de ascendencia africana que viajaron al continente desde EE UU y Europa abrieron estudios temporales para atender a las élites locales, sobre todo a las cortes tribales. Del trabajo como asistentes en estas empresas surgió una generación de nativos que no tardaría en independizarse.

La noción de la personalidad

En 1920 no había un solo centro urbano significativo de África Occidental sin al menos un estudio estable. La cultura fotográfica estaba ya muy arraigada y "había repercutido notablemente en las nociones de la personalidad, así como las formas de expresión de esas nociones". Entre los años cincuenta y setenta, durante la transición de la época colonial a la independencia, la fotografía "se convirtió en un negocio lucrativo y floreciente".

La clientela a partir de entonces se amplió aún más, con la consolidación de una ascendente clase media ascendente que se nutre de revistas y películas populares de Europa y los EE UU y desea verse reflejada con el mismo brillo social. A través de estas condiciones cambiantes, dicen los organizadores de la exposición, "la fotografía se convirtió en uno de los medios más prolíficos y populares" y permitió a artistas y clientes articular una imagen, en ocasiones idealizada, de lo que era la modernidad.

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