La imparable entrada de artistas de China en el mercado occidental del arte da otro paso en el siempre amigable escenario de los EE UU y, en concreto, en la zona geográfica del país, California, con mayor presencia migratoria y económica del gigante oriental. La exposición My Generation: Young Chinese Artists (Mi generación: jóvenes artistas chinos) reúne el trabajo de 25 creadores jóvenes que se presentan en sociedad.

La muestra colectiva está en cartel hasta el 11 de octubre en el Museo de Arte del Condado de Orange (OCMA en sus siglas en inglés), el tercero más poblado de los californianos y situado a medio camino de las dos áreas metropolitanas más extensas del estado, Los Ángeles y San Diego. Todos los artistas y colectivos representados fueron elegidos por la coordinadora de la muestra, Barbara Pollack, experta en arte de Extremo Oriente, tras entrevistar en persona a un centenar de creadores y juzgar sus trabajos.

Los 25 que exponen tienen características comunes de carácter generacional —todos nacieron a partir de 1976, forman parte de la primera generación que no vivió la represión de la Revolución Cultural maoísta y crecieron durante la apertura progresiva del país al exterior— y también político —se criaron en casi todos los casos como hijos únicos dado el forzoso control de la natalidad impuesto por las autoridades—. En lo artístico también presentan similitudes: son "ambiciosos, determinados y técnicamente sofisticados".

La exposición quiere ser una "mirada extendida" hacia los artistas emergentes más prometedores de China desde el año 2000, cuando el Gobierno del país permitió la entrada más o menos libre de la creación exterior. "Han crecido en un país con una economía de alto poder, tienen mucho que decir sobre su patria, tanto en lo positivo como en lo negativo, y son capaces de hacer frente a las restricciones de la censura y las diferencias culturales", afirman desde la pinacoteca.

Para la coordinadora, el colectivo seleccionado, entre los que hay pintores, fotógrafos y artistas audiovisuales, está integrado por artistas que "están rompiendo las formas y desafiando los estilos de la generación anterior a la suya", de la que forman parte, entre otros, los ya establecidos Ai Weiwei, Cai Guo Qiang, Zhang Xiaogang y Zhang Huan, que crecieron bajo el aislamiento de la Revolución Cultural y el trauma de la masacre de la Plaza Tiananmen.

Si para los viejos artistas la cuestión clave es "mantener la identidad china", la nueva generación "ha crecido en relativa libertad", vivido las "oportunidades de una economía en rápida expansión", estudiado en academias de arte "cada vez más liberales", se han expuesto a movimientos artísticos globales a través de internet y presentan una visión "libre de estereotipos", dice. "Están fuera de la dicotomía entre Oriente y Occidente", añade, y "manejan un vocabulario realmente global".

Entre los artistas de la colectiva destacan el fotógrafo Chi Peng (1981), que trabaja la postproducción para elaborar montajes poéticos sobre la soledad, la alienación y las aspiraciones de libertad; el dúo de Ji Weiyu y Song Tao, que colaboran desde 1982 bajo el nombre artístico de Birdhead para mostrar la frenética vida de Shangai; Liu Di (1985), que trastorna la realidad con visiones surrealistas en las que gigantescos animales ocupan el espacio de los humanos, y Xhu Zen (que usa el alias de Madein), que en sus instalaciones se basa en la sobreabundancia de información e impulsos sensoriales.