Un lema repetido en chapas, camisetas, pósters y publicaciones de todo pelaje condensa el sentimiento: Life Stinks I Like The Kinks. Aunque en español pierde el gracejo de la rima, el significado es igual de taxativo: La vida apesta, me gustan los Kinks. Más de cincuenta años componiendo y tocando canciones elegantes, con letras inteligentes marcadas por una aguda disección social —características que, por desgracia, no se pueden aplicar a casi ningún artista de rock— y una actitud más british que la de nadie —en el sentido de la ironía imperturbable y el dandismo—, el grupo fundado hace más de cincuenta años al norte de Londres es una hermosa anomalía.

La exposición The Kinks: Photographs and artefacts (Los Kinks: fotografías y artefactos) es el primer intento de reunir imágenes y otro material gráfico para condensar la historia de una banda que permanece injustamente colocada por detrás de otras de su tiempo —The Beatles, The Rolling Stones y The Beach Boys, por citar a la santa trinidad de grandes rentistas del negocio— y en ocasiones ni siquiera es mencionada pese a que durante buena parte de los años sesenta y setenta competía en igualdad de condiciones y a veces derrotaba con contundencia a sus enemigos. Entre otras hazañas, los Kinks inventaron el punk y el heavy con la furiosa You Really Got Me (1964).

Frente a la belleza hogareña de los Beatles, que sólo asustaban a algunos predicadores de la ultraderecha profunda estadounidense y a la dictadura cateta de Franco, y la hermosura aparentemente peligrosa y sexual de los Rolling Stones —una pose de mercadotecnia diseñada por su agente—, el grupo de los hermanos Davies (Ray, el líder, compositor y cantante, nacido en 1944, y Dave, el guitarra solista, tres años más tarde) ofrecía canciones de gran altura literaria en las letras, con frecuencia dedicadas a la crónica social, y no menor calidad o hallazgos musicales: fueron, por ejemplo, los primeros en introducir instrumentos orientales en un tema pop (el sitar que suena en See My Friends, de 1965, fue el primer crossover de pop occidental y música de la India, adelantándose en varios meses a Norwegian Wood, de los Beatles, que sigue llevándose el mérito).

The Kinks: Photographs and artefacts, que organizan del 9 de junio al 8 de agosto las Snap Galleries de Londres, un centro privado dedicado a la cultura visual del pop-rock, reúne por primera vez algunas de las imágenes más conocidas del grupo y otras inéditas —tomadas por, entre otros, los reporteros y fotógrafos dedicados al british pop de los sesenta Bruce Fleming, Val Wilmer, Bent Rej, Dezo Hoffmann, Mike Leale y Barrie Wentzell—.

También se muestran obras gráficas inspiradas en las canciones del grupo y firmadas por artistas como Jonathan Wilkinson, Keith Haynes, Morgan Howell y Pete McKee, que presenta una ilustración inédita de gran tamaño y en un panel de tres partes basada en el tema Waterloo Sunset (1967), uno de los cantos de amor a Londres más emotivos de todos los tiempos, con una letra típica de Ray Davies, un romántico empedernido y un intuitivo condensador de la poética británica y la problemática de los tiempos —compuso canciones sobre la soledad creciente en la sociedad deshumanizada contemporánea, los dictados de la moda como forma de dominación y neurosis, el transexualismo... [lista de reproducción de YouTube con una muy atinada selección de temas]—.

El dandismo del grupo también está teñido de un espíritu muy patriótico: fueron los primeros en utilizar como vestuario escénico las levitas de fieltro rojo usadas tradicionalmente en las cacerías inglesas, combinados con botines de puntera (kinky boots, botas de chulo) y camisas con volantes. Algunas de las fotografías del danés Bent Rej y el inglés Dezo Hoffman muestran el porte y la actitud del grupo en las sesiones de estudio montadas para obtener material promocional.

El pintor Jonathan Wilkinson firma el cuadro acrílico After the Shock (Tras el shock) que muestra un pequeño amplificar Elpico de color azul y, en el suelo, una cuchilla de afeitar. Es una recreación del modo en que Dave Davies creó el mítico riff de You Really Got Me. El guitarrista, que tenía 17 años, estaba cansado del sonido demasiado limpio del amplificador barato y transportable y rajó la membrana del aparato. Tocada con una guitarra Harmony Meteor, un instrumento originalmente pensado para el jazz, la combinación de notas emergió entonces del amplificador roto con una distorsión extrema.

Otras fotos inolvidables son las de Mike Leale muestra al grupo a bordo de un descapotable Buick pintado con colores y formas psicodélicas , imagen que fue usada en el álbum recopilatorio Sunny Afternoon (1967) y las de Barrie Wentzell para Village Green Preservation Society (1968).

Ray Davies, uno de los compositores de más altura de la historia del rock, es el centro del musical biográfico Sunny Afternoon, que está en cartel en Londres desde hace más de un año y ha obtenido varios premios. Para este año está anunciado el biopic cinematográfico sobre el grupo, You Really Got Me, en fase de rodaje. Será dirigido por Julian Temple y los actores Johnny Flynn y George MacKay interpretarán los roles, respectivamente, de Ray y Dave Davies.