Miron Zownir retrata el 'infierno' de pobreza y exclusión de Moscú

  • El fotógrafo alemán presenta la monografía 'Down and Out in Moscow', un retrato desolador sobre las más de 100.000 personas que habitan las calles.
  • Indigentes, sin techo, prostitutas, politoxicómanos, niños de la calle... La capital rusa, dice el reportero, es 'lo más parecido al Infierno de Dante'.
  • Zownir opina que los gobernantes rusos cometen un 'crimen contra la humanidad' al desatender a los desesperados, que sufren frecuentes ataques mortales.
Un hombre yace en las calles de Moscú con un rosario en torno a su cara. Foto de Miron Zownir
Un hombre yace en las calles de Moscú con un rosario en torno a su cara. Foto de Miron Zownir
© Miron Zownir - From 'Down and Out in Moscow'. Courtesy Pogobooks
Un hombre yace en las calles de Moscú con un rosario en torno a su cara. Foto de Miron Zownir

Los cálculos más moderados —por ejemplo, los de Médicos sin Fronteras— establecen en más de 100.000 el número de personas que viven con lo puesto, casi siempre harapos, en las calles de Moscú, la enorme capital (11,5 millones de habitantes) de Rusia. Cada invierno, dice la misma organización, 430 personas por término medio mueren de frío.

La Policía no ofrece datos sobre actos de violencia, pero los asesinatos cometidos por extremistas que pretenden limpiar la ciudad son frecuentes: un joven de 20 años y una mujer de 25 fueron detenidos en febrero de 2015 por matar a cuchilladas a al menos siete ancianos alcoholicos sin techo. En 2007 el asesino del martilloAleksandr Pichushkin —en este caso un serial killer que se aprovechó de la situación de desamparo de las víctimas— fue juzgado por asesinar a 49 personas, casi todas indigentes, en un lapso de 14 años: invitaba a los homeless a vodka o cerveza y les partía el cráneo a golpes.

Amarga crónica

"Es lo más parecido al Infierno de Dante", dice el fotógrafo alemán Miron Zownir (1953), que acaba de editar una monografía sobre la desoladora realidad de las calles de la ciudad. Down and Out in Moscow (En la miseria en Moscú) es una amarga crónica sobre la extrema pobreza y la exclusión social que reinan en la metrópoli que ocupa el segundo lugar entre las del mundo con más milmillonarios (64) y la vígésima con mayor cantidad de millonarios (101.000).

Calificado como "el poeta de la fotografía radical", Zownir no filtra ni adorna con melindres estéticos la realidad de una urbe venenosa que lleva retratando desde 1995. "Es la ciudad más agresiva y peligrosa en la que he estado nunca", afirma el fotógrafo, al que no se le puede achacar un carácter asustadizo, ya que nunca ha eludido los territorios extremos. La colección que publica ahora —editada Pogobooks [120 páginas, 48 euros]— es brutal y difícil de observar sin un profundo estremecimiento.

La brutalidad del silencio social

La pobreza radical, el abandono, la deshonra colectiva de la exclusión social más severa, la indignidad pública de consentir la convivencia con personas condenadas a una muerte segura... Las imágenes, en blanco y negro de contraste afilado, no admiten la indiferencia: niños encerrados en celdas policiales, ancianos derrumbados sobre el pavimento, pedigüeños jorobados o tullidos, las manadas de perros salvajes que pueblan los suburbios de Moscú, un politoxicómano con un rosario sobre la cabeza... Son fotos donde la brutalidad del silencio social es tan palpable como la penuria, el infortunio y el desinterés administrativo.

Zownir aún no es capaz de olvidar la primera estancia en la ciudad, cuando el modelo postsoviético alcanzó el clímax con la liberalización económica promovida por Boris Yeltsin, cuyo delfín político era el actual líder ruso Vladimir Putin. "Después de tres meses en Moscú estaba agotado y no podía soportar durante más tiempo aquel sufrimiento. Tomé el autobús desde San Petersburgo a Helsinki, de allí viajé a Danzig por barco y finalmente tomé el tren a Berlín, así que tuve un montón de tiempo para aclimatarme, pero de alguna manera nunca más me volví a sentir bien en Europa occidental, con sus pequeños problemas cotidianos y las obsesiones de los burgueses petulantes y santurrones (...) Todo me parece deshonesto y superficial", afirma en una entrevista que distribuye la editorial del libro.

'Palmaditas entre sí con sus gordas manos'

Al fotógrafo le parece "una grosería" que políticos como Kohl, Yeltsin y Reagan fuesen tratados "como héroes", cuando en realidad se dedicaron a practicar un "boxeo de sombras", a "darse palmaditas entre sí con sus gordas manos" y a "tejer la red de intereses en la que nos estamos asfixiando ahora" mientras los derechos humanos en la antigua zona de la URSS eran combatidos como si se tratara de una peste y la "enorme transferencia de bienes del Estado a manos de oligarcas" conducía al "empobrecimiento de millones de personas".

Zownir no puede sacudirse de la conciencia a las personas "que se pudren vivas cubiertas de moscas" en las calles de Moscú, a las ancianas que "mueren de hambre mientras los paseantes caminan", a aquellos que intentan "vender desesperadamente sus últimas pertenencias e incluso sus cuerpos". La situación, añade, es un "cínico crimen contra la humanidad" y conflictos como el de Ucrania, como antes el de Chechenia, solo "aseguran la distracción de los medios de comunicación de los enormes problemas internos de Rusia de los que nadie parece querer hablar".

Un 'capítulo obscuro ignorado por Occidente'

"¿Quién se atreve a mirar en este abismo?", se preguntan desde la editorial independiente que publica Down and Out in Moscow. La documentación de Zownir de este "capítulo obscuro" de la historia rusa, "ignorado por gran parte de Occidente", es una iniciativa "valiente" porque pone sobre la mesa la "insoportable evidencia de un crimen contra la dignidad humana".

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