De los extranjeros que viven en España, los latinoamericanos son los que guardan más estrechos vínculos con su país de origen.

Sus lazos no son sólo afectivos, sino también monetarios: en 2006, los 1,82 millones de inmigrantes latinos adultos arraigados en España enviaron a sus países remesas por valor de 3.730 millones de euros (sobre unos ingresos totales de 30.000 millones de euros), según un estudio hecho público ayer por la consultora Bexiden y el Banco Interamericano de Desarrollo.

Ellos representan ya el 7% de la fuerza laboral española y un 70% de ellos cotiza a la Seguridad Social. Su número se ha triplicado en los últimos cinco años y para el año 2010 podrán estar enviando 5.000 millones de euros anuales.

La importancia de las remesas en ese continente es tal que ya superan en total la cifra de inversión extranjera directa en Latinoamérica. En Guatemala, El Salvador u Honduras, las remesas superan el 10% del PIB.

En España, el envío medio es de unos 270 euros al mes (un 15% de los ingresos), por el que se paga una comisión del 2%. Los que más envían son los colombianos, ecuatorianos, bolivianos y dominicanos. Los que menos, los argentinos y los peruanos.

Así lo viven los inmigrantes

Zoila Rivera, Ecuador, 47 años. Licenciada en Derecho, trabaja en España como empleada del hogar. Lleva aquí siete años con su marido, mecánico industrial. Ambos mandan 500 euros mensuales a sus dos hijos, que dejaron en Ecuador.

Eunice Flores y M. V. Lezcano, Paraguay. Tía y sobrina, ambas vinieron hace 5 meses y planean quedarse dos años. María Virginia envía 300 euros todos los meses para sus hijos y para pagar deudas; Eunice ahorra para poder ir a la universidad en Paraguay.

Antonieta Corona, Venezuela, 26 años. Trabaja en una remesadora. El 90% de sus clientes son paraguayos, muchas internas sin apenas gastos. Asegura que la remesa media es de 300-400 euros. Ella no envía. "Me lo quedo todo para mí", dice, risueña.