Un banquete de bodas alargado toda la noche para acudir a votar

Los novios ni se cambiaron. Dos interventores, papás por sorpresa; un cartujo, presidente en silencio; Aznar, confundido con Rajoy...
Celia Ruiz y José Rosales votaron en Humilladero (Málaga) de novios. Se habían casado la tarde anterior. (J. Lara / Efe)
Celia Ruiz y José Rosales votaron en Humilladero (Málaga) de novios. Se habían casado la tarde anterior. (J. Lara / Efe)
Celia Ruiz y José Rosales votaron en Humilladero (Málaga) de novios. Se habían casado la tarde anterior. (J. Lara / Efe)
Las octavas elecciones municipales de la democracia y las séptimas autonómicas se celebraron en un ambiente de normalidad, pero no sin anécdotas, que pusieron la sal y la pimienta al día. La nota de color más visual fue la de Celia Ruiz y José Rosales, que ‘sacrificaron’ su noche de bodas y, sin dormir, fueron los primeros en votar en su colegio de la localidad malagueña de Humilladero, adonde acudieron vestidos de novios tras haberse casado la tarde anterior.La localidad riojana de Villarroya fue la más rápida en cerrar su colegio electoral. Cuarenta minutos después de abrirlo ya habían votado los nueve electores censados.

Fueron papás

Un representante de la Administración central y un miembro de una de las mesas electorales de Valladolid fueron sustituidos al enterarse de que iban a ser padres, mientras que en L’Hospitalet (Barcelona) el presidente de una mesa electoral abandonó el colegio poco antes del cierre debido a que estaba ebrio, según los Mossos d’Esquadra.

En el colegio de Pozuelo (Madrid) donde votó el ex presidente José María Aznar, Belén, una niña de once años, le preguntó: «¿Tú eres Rajoy, no?», lo que provocó la carcajada general y la aclaración de Aznar precisando: «No vas descaminada».

En Pamplona, Milagros Rubio, dirigente de Batzarre, partido integrado en Nafarroa Bai, ‘cedió’ su voto a un inmigrante marroquí, para reivindicar el derecho de los inmigrantes a votar.

Por los inmigrantes

Una reivindicación similar tuvo lugar en Barcelona, donde una veintena de personas, convocadas por SOS Racismo, aprovecharon la jornada electoral reclamar el derecho al voto para los inmigrantes.

Un monje de la Cartuja de Portacoeli, Juan Carlos Gambra, presidió la mesa electoral en la localidad valenciana de Serra, donde votaron los veinte cartujos del monasterio, que están obligados a mantener un silencio preceptivo.

El dinero de la compra, a la urna

En A Ponte (A Coruña) una mujer introdujo en la urna un sobre con 340 euros que llevaba para hacer la compra. Tenía dos sobres en la mano, uno de ellos para votar y el otro con dinero. La vecina pidió al presidente de la mesa que abriera la urna para retirar su dinero, pero éste le comunicó que tendría que esperar al cierre del colegio. El tetrapléjico José Carlos Carballo ejerció su derecho al voto en Valladolid tras haber estado seis años incapacitado y reclamó la eliminación de las barreras arquitectónicas.

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