"El arte te ha robado algo, ven a buscarme"

Seis jóvenes salen a la calle en una localidad madrileña empapelada por los rostros de los candidatos electorales para acercar el arte (alternativo, en este caso) a los vecinos. No es algo habitual. Colectivos artísticos de la capital denuncian una precaria situación del arte contemporáneo fuera de las grandes galerías y los espectáculos al servicio de intereses comerciales o políticos.
Seis personas conforman el Proyecto Furgoneta, que trata de acercar el arte contemporáneo a la calle.
Seis personas conforman el Proyecto Furgoneta, que trata de acercar el arte contemporáneo a la calle.
DANIEL BASTEIRO
Seis personas conforman el Proyecto Furgoneta, que trata de acercar el arte contemporáneo a la calle.

“El arte te ha robado algo; habla conmigo”. Una furgoneta recorre lanzando este mensaje por megafonía la localidad madrileña de Aranjuez un sábado por la mañana.

La voz, generada por ordenador, fría e inexpresiva, se confunde con vehículos electorales que durante toda la campaña electoral recorren el pueblo en busca de votos.

Necesitamos sacar el arte a la calle para que no esté tan encerrado en las galerías

Dentro viajan alumnos del Centro Superior Felipe II de Bellas Artes, embarcados en el Proyecto Furgoneta, que pretende “devolver la cercanía del arte al público”, en palabras del profesor que coordina el experimento, Raúl Díaz-Obregón.

“Necesitamos sacar el arte a la calle, hacer que no esté tan encerrado en las galerías, que los artistas y las obras de arte se comuniquen directamente con los espectadores”.

Mosaicos, arte de acera

Los artistas, alumnos de los últimos cursos de la licenciatura, desarrollan diferentes actividades: la furgoneta, en la que van Javier y Andrés, pretende crear ambiente e impactar.

 En distintos puntos de la ciudad, Margalida dibuja casas con tiza en los bordillos de las aceras y Carolina pinta sobre cintas lo que le pide el cuerpo.

Fran, por su parte, hace un mosaico participativo muy cerca del mercado, en plena hora punta, donde los viandantes han de colocar sobre una pared partes de la obra.

Los fragmentos contienen pequeñas fotografías, todas de obras en construcción en la localidad. El resultado del mosaico es el Palacio Real de Aranjuez, pero también una reflexión sobre el urbanismo desaforado, del que no está exenta la ciudad.

Irene hace retratos en el mercado, cámara en mano, sin que la gente se entere, para después recordarles que “alguien les ha robado algo”.

Tras el revelado los fotografiados podrán reconocerser en un espacio expositivo en la propia ciudad y al aire libre.

Por último, Rocío pega cintas en el suelo. Cada color significa algo diferente: desde los espacios personales, que van en verde, hasta los azules, que simbolizan recorridos patrimonio de todos.

"Pero... ¿para qué sirve el arte? "

En la furgoneta, los alumnos se quejan amargamente: “hoy en día, ¿para qué sirve el arte?”, comenta Javier, colaborador del proyecto.

El arte no sirve: todo es una industria o una herramienta para conseguir votos

“Yo llego a la conclusión de que para nada. Todo es una industria al servicio de un gran negocio. Y lo peor es que para los políticos es una herramienta para ganar votos”.

Muchos alumnos de Bellas Artes comparten esa percepción, que lamenta el profesor. El arte contemporáneo parece no estar en boga.

Así lo piensan la mayoría de colectivos de arte contemporáneo de Madrid, que han lanzado un manifiesto en contra de las políticas culturales de la comunidad; “aunque el caso madrileño sería extrapolable a toda España”, comenta Díaz.

Si comparas a nuestro sector con el de capitales como Berlín, por ejemplo, acabas por avergonzarte

“Si comparas a nuestro sector con el de capitales como Berlín, por ejemplo, acabas por avergonzarte”. Colectivos de gran tradición y prestigio como el Ojo Atómico o La Enana Marrón destacan en un manifiesto la apuesta únicamente comercial de la Administración, que suele invertir en espectaculares montajes y festivales, olvidándose de espacios más reducidos y de actuación contínua.

Sólo la Comunidad y el Ayuntamiento se gastan, según los firmantes, 537.210.000 euros al año en cultura.

“Mucho dinero”, reconocen, del que nada más que un 0,07% va a parar a convocatorias públicas que puedan solicitar las asociaciones. “El resto, a dedo”, denuncian.

“¿De qué va esto de la furgoneta?”

Los integrantes del Proyecto Furgoneta han logrado financiación privada, basada en colaboraciones. Una empresa local pone la furgoneta, otra el revelado de las fotos, otra las camisetas... además del propio Ayuntamiento y la universidad.

Su iniciativa causa asombro. Mientras los artistas trabajan, el coordinador reparte información a los interesados.

“Muchos se quedan mirando, otros preguntan, extrañados, qué hacen estos bichos raros”, en palabras de Andrés, autor de la locución que resuena por las calles.

Aranjuez está, como todos los pueblos de España, empapelada con los rostros de media docena de candidatos a las elecciones.

Muchos de los viandantes creen que lo que se les reparte es información política.

Para Díaz-Obregón, eso es precisamente lo mejor: “así podemos desligar el arte de intereses económicos o políticos y compartirlo como un elemento vital”.

Aunque el profesor reconoce que la educación falla y que los jóvenes cada vez llegan peor formados a la universidad, sonríe cuando se detiene un rato para comer y recuperar fuerzas con su equipo.

Con muy poco han conseguido romper una barrera más.

Mientras, la furgoneta sigue recorriendo las calles de la ciudad: “busca tu casa, dibuja tu casa. ¿Quieres decirme algo? Habla conmigo, participa conmigo, ven a buscarme”.

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