El ladrón del Códice Calixtino dijo a la policía que robaba de la Catedral por "curiosidad"

  • Así lo aseguró una agente que participó en las actuaciones de investigación del caso durante la quinta sesión del juicio por la sustracción del Códice.
  • Según la declaración de esta agente, la investigación prestó atención a Fernández Castiñeiras "desde el principio".
  • Él mismo habló con la Policía del "problema" que mantenía con la Catedral y dijo que tenía un facsímil del Códice que "le había regalado el deán".

El principal acusado del robo del Códice Calixtino, Manuel Fernández Castiñeiras, dijo a la Policía que había adquirido en la tienda de la Catedral los facsímiles de Códice que fueron incautados en su domicilio y que uno de ellos había sido regalo del deán José María Díaz, así como que robaba documentación de la basílica por "curiosidad".

Los tres acusados del robo, Fernández Castiñeiras, su mujer y su hijo han asistido este martes en Santiago a la quinta sesión del juicio por la sustracción del Códice que se celebra en los juzgados de Fontiñas, donde están citados a declarar varios policías y los dos testigos que estuvieron presentes en el registro que localizó el manuscrito.

Uno de los testigos que ha declarado este martes ha sido la agente que coordinó las actuaciones de la investigación hasta la incorporación de Antonio Tenorio, jefe de la Brigada de Patrimonio, y que ejerció las labores de secretaria.

Según ha señalado la agente de Policía, la investigación prestó atención a Fernández Castiñeiras "desde el principio", dado que su nombre formaba parte de la lista entregada por José María Díaz. "Se pide al deán que facilite el nombre de las personas que eran asiduas y conocían las dependencias, las que trabajaban en la Catedral o hubiesen trabajado, y en esa lista está Manuel", ha sentenciado.

Además, días después del robo, el propio Fernández Castiñeiras habló con la Policía del "problema" que mantenía con la Catedral, aseguró que "nunca había tenido llaves" del archivo y dijo que tenía un facsímil del Códice que "le había regalado el deán". Sin embargo, José María Díaz negó haberle regalado este documento.

Al igual que los demás agentes que han comparecido en el juicio, la testigo ha defendido el procedimiento empleado para hacer los registros en las distintas viviendas, de los que los acusados "estaban informados y consintieron", así como el tratamiento dado a las imágenes de las cámaras de seguridad, que fueron enviadas a Madrid para su análisis.

Dinero y documentos

La testigo ha indicado que los investigadores no esperaban encontrar en casa de Fernández Castiñeiras las distintas cantidades de dinero incautadas, dado que se "desconocía totalmente" que "hubiese cualquier tipo de sustracción en la Catedral", excepto "la falta del Calixtino".

En la vivienda de Fernández Castiñeiras en O Milladoiro los investigadores localizaron grandes cantidades de documentación de la Catedral y dinero, que se encontraban en una zona del dormitorio principal, tras una "cortina tupida", en un escritorio y diversas estanterías. El volumen de documentación recabada era tan grande que se "hubiese necesitado una semana" para registrarlos uno a uno, ha dicho la testigo.

En la casa de su hijo, ha recordado también la agente, se localizó dinero y documentación en "un armario" que "usaba el padre" y que, según contó el hijo a la Policía, "él nunca tocaba". Entre otras cuestiones, la testigo ha destacado la gran cantidad de llaves localizadas, sobre todo en el vehículo del principal acusado.

Además, en distintas viviendas y garajes fueron localizados distintos facsímiles del Códice Calixtino, que Fernández Castiñeiras aseguró que "había comprado en la librería de la Catedral". Asimismo, tras su detención, la testigo oyó decir al principal acusado que "aprovechó un despiste" para robar el Calixtino, pero que no forzó ninguna puerta.

Su hijo se echó a llorar

La testigo ha recordado ante el tribunal cómo, tras localizar las grandes cantidades de dinero ocultas en el domicilio de Fernández Castiñeiras, su hijo, también acusado, "se echó a llorar".

En este sentido, la investigadora ha indicado que el hijo del exelectricista mostró cierta sorpresa en un primer momento, aunque, desde su punto de vista, tanto la mujer como el hijo "eran conocedores" de que el dinero que manejaba Castiñeiras "era imposible" que viniese de su trabajo.

Declaración de otros dos testigos

Begoña Bravo, junto a su marido Mauricio García, participaron como testigos en el registro que la Policía realizó en un trastero de O Milladoiro, propiedad del principal acusado, en el que se encontró el Códice.

Ambos, durante su comparecencia este martes ante el tribunal, han recordado cómo la Policía entró al bar que regenta su hijo (anexo al garaje donde estaba el trastero) y les solicitó que participasen como testigos en el registro. "Gracias al juez es que se encontró el Códice, si no se queda allí", han sido las palabras pronunciadas este martes por Begoña Bravo.

En este operativo tomaron parte entre tres y cuatro policías, han recordado los testigos, aunque no los detenidos ni sus abogados y el juez instructor llegó al lugar "poco" antes de localizar el Códice.

Begoña Bravo ha contado que el registro de este trastero duró "unas dos horas" y se realizó de forma minuciosa. "Había mucha porquería", ha contado la testigo, que ha enumerado bolsas de cemento, papeles, plásticos y hasta una "cabeza de alce". Antes de localizar el manuscrito sustraído, los agentes encontraron en este trastero "muchos papeles", algunas "bandejas" y "algún libro más" perteneciente a la Catedral, ha apuntado Mauricio García.

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