Jim Woodring: convivir con las alucinaciones transformándolas en ilustraciones y pinturas

  • El multipremiado dibujante de cómics, pintor y diseñador de juguetes comenzó en la niñez a sufrir "un conjunto de rarezas mentales y psicológicas".
  • A pesar de lo terrorífico de sus visiones ha sabido, en una carrera artística de más de tres décadas, sacar provecho de ellas dejando que formen parte de su vida.
  • Una muestra en Nueva York exhibe una selección de trabajos recientes de Woodring, uno de los principales autores del cómic 'underground' estadounidense.
Jim Woodring imagina a Dalí en 'El velo', una de sus pinturas más recientes
Jim Woodring imagina a Dalí en 'El velo', una de sus pinturas más recientes
Jim Woodring - Scott Eder Gallery, New York
Jim Woodring imagina a Dalí en 'El velo', una de sus pinturas más recientes

De niño comenzó a sufrir alucinaciones, "apariciones", "un conjunto de rarezas mentales y psicológicas" que ilustraba en un diario. Jim Woodring (Los Ángeles - EE UU, 1952), uno de los más asombrosos visionarios del cómic moderno, admite que en la infancia estaba "obsesionado con la muerte" y a menudo, flotando sobre su cama, veía rostros retorcidos. También experimentó problemas de conducta en casa y en el colegio, desobedeciendo prohibiciones infantiles movido por una fuerza irrefrenable.

El multipremiado artista no trabaja en series ni piensa con antelación en temas para sus obras, deja que las imágenes nazcan de impulsos y tomen forma mientras añade piezas, como en un rocambolesco puzzle. Su proceso creativo no podía ser más directo: Woodring contempla una visión en su mente y la traslada con destreza al lienzo o al papel formando conjuntos recargados de elementos que invitan al espectador a analizarlos de uno en uno.

Una estimulante selección de sus obras recientes se expone hasta el 27 de febrero en la galería Scott Eder de Nueva York con el título de You Drive! (¡Tú conduces!). El compendio lo forman detallados trabajos a carboncillo, pinturas y arte original de la última novela gráfica del autor, Fran, que narra sin diálogos las lisérgicas aventuras de un perro humanizado.

"Me lo tomé como una profecía"

A pesar de lo terrorífico de sus visiones, el artista ha sabido sacar provecho de ellas haciéndo que formaran parte de su vida. Cuando terminó el instituto fue durante dos meses a la universidad, y en las clases de Historia del Arte asegura que experimentó "las mayores alucinaciones": "Me lo tomé como una profecía de que tenía que largarme de allí y no volver", recuerda con humor en una entrevista.

Sustituyó su formación académica por un trabajo de basurero, que dejó con el tiempo para dedicarse a ser dibujante. Ya en los años ochenta comenzó a ser considerado una figura esencial del cómic underground estadounidense.

Aunque también triunfa como pintor y diseñador de juguetes, se considera "en primer lugar, en último lugar y siempre" un dibujante de cómics. "Es un alarde, no modestia", señala. Las obras de la exposición ponen de relieve el lenguaje que ha sabido desarrollar con voracidad en las últimas tres décadas, ejemplos que descubren su obsesión por lo invisible y por los mundos ocultos que se revelan en el mundo real.

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