Para ganar las elecciones en las urnas, primero hay que patearse la calle. El cronómetro del 27-M corre más que nunca y no hay segundo que perder para conseguir votos, aunque sea a cambio de abrazos y arrumacos con los vecinos.

«Creo que cada día doy unos 30.000 besos», comenta entre risas Carlos Negreira, del PP, que ayer llevó los 2.000 panfletos que reparte a diario al barrio de Matogrande. Entre beso y beso también se llenan los estómagos de los transeúntes con caramelos, y en el caso del PP, buscan dar «un aire fresco» con abanicos naranjas. Para las caminatas, todos los candidatos llevan a su equipo bien preparado. «Yo vengo lista: botas, bolso de bandolera...», dice Obdulia Taboadela, número seis de la lista del PSOE, que ayer acompañó a su candidato, Javier Losada, en el reparto de folletos por As Conchiñas.

Y en el merchandising vale todo: chapas, llaveros, globos, piruletas, caramelos, y hasta pulseras de goma. Eso sí, los vecinos aprovechan estas visitas fugaces de los políticos para exigir lo que no se ha hecho. «Acuérdate de San Roque, que si no no hay voto», le recuerda una señora a Losada, que ayer se encontró en su paseo a un funcionario que le exigió, a gritos, mejoras salariales.

Las camisetas de Quique

En el BNG también saben lo que es recorrer la ciudad. Cada día su candidato, Henrique Tello, reparte folletos por todos los barrios junto con representantes de su partido, aunque ayer faltó a su cita en Os Mallos. Tan entregado está a esto de hacer campaña, que por dar hasta donó sangre el pasado fin de semana en el paseo de la Salud. El Bloque no se apunta mucho a la moda de los regalos, salvo una excepción: hoy presentarán «las camisetas de Quique» en el campo de fútbol de Eirís, para estar en plena forma estas dos semanas.

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