El foto-merodeador neoyorquino Ken Schles edita dos volúmenes sobre el 'infierno metropolitano'

  • El fotógrafo de la sofocante atmósfera social de la megalópolis reedita el mítico reportaje 'Invisible City' y un nuevo trabajo complementario, 'Night Walk'.
  • Convencido de que toda ciudad es una aberración social y económica, Schles, nacido en 1960, captura la desesperación y brutal sensualidad de Nueva York.
  • Imágenes nocturnas, en blanco y negro y de durísimo contraste, narran la deriva del fotógrafo por los mismos escenarios, hoy corrompidos, de su niñez y juventud.
Foto de Ken Schles de una fiesta en Nueva York en 1983
Foto de Ken Schles de una fiesta en Nueva York en 1983
© Night Walk by Ken Schles published by Steidl www.steidl.de
Foto de Ken Schles de una fiesta en Nueva York en 1983

Las ideas de ciudad y laberinto son inmanentes y complementarias. También, en tanto que crean extraños intereses, relaciones y dioses, son ideas perversas y brutales. El fotógrafo Ken Schles (Nueva York, 1960), un incansable merodeador urbano de su ciudad natal, acaso la megalópolis por excelencia, retén de lo excelso y lo infernal, ha captado esas dualidades como si se tratase de una obligación moral.

Hace 25 años, Schles, nacido y criado en Brooklyn, publicó un reportaje mítico sobre la degradación humana, urbana y social del East Village, una zona de Manhathan donde las drogas duras y el sida habían mordido fuerte. Invisible City (Ciudad invisible), aquel ensayo fotográfico descatalogado y alabado por su crudeza sincera, vuelve a editarse ahora junto con un nuevo libro, Night Walk (Paseo nocturno).

Incapaz de aceptar el 'glamour'

Los volúmenes son complementarios y narran la misma historia, pero el fotógrafo ha cambiado. En 1988, cuando publicó el primero, tenía 28 años y se sentía invencible y adivinaba una luz, quizá tenebrosa pero suficiente para marcar el camino, en el ambiente de vicio e intoxicación. Ahora, con 54, padre de dos críos y residente en un barrio menos afiebrado, no reniega del pasado pero se siente incapaz de aceptar el glamour de aquel tiempo inclemente e insomne.

El par de libros, ambos editados por Steidl [Invisible City tiene 80 páginas y un PVP de 34 euros y Night Walk, 160 páginas y cuesta 38 euros], están formados por imágenes casi siempre nocturnas, todas en blanco y negro de durísimo contraste y muestran la deriva del fotógrafo por escenarios similares. En el primer caso, el temario es más duro —personas perdidas en viajes tóxicos, panoramas urbanos degradados que no invitan al turismo, sonrisas dominadas por la borrachera...—.

'Los azotes del sida y la violencia'

Para Night Walk, que Schles dedica "al recuerdo de todas aquellas personas muertas por los azotes del sida y la violencia en el East Village durante la década de los años ochenta", el fotógrafo ha recuperado fotos de los archivos de aquel tiempo pero con una mirada selectiva más tierna, basada en la "vitalidad" que también merodeaba en un escenario difícil. Hay más fotos de ambiente callejero y festivo, menos rugosidad y una cierta esperanza latente.

Los editores destacan que Invisible City fue un trabajo intenso y largo —una década— durante el cual Schles "observó el paso del tiempo en su barrio". Un cuarto de siglo más tarde, el reportaje mantiene una "intensidad penetrante e íntima de un mundo al cual pocos tenían entrada o vías de salida" como representación fiel de la "experiencia bohemia nocturna", llena de "delirante verdad y obscuridad". El libro, añaden, es un "eslabón perdido" de la historia de la fotografía.

'Última generación preinternet'

Sobre Night Walk añaden que se trata de una "crónica de la última generación preinternet neoyorquina", un "trayecto" de un "Ulises del siglo XX por los escombros del infierno urbano".

Una selección de ambos reportajes será exhibida en la Howard Greenberg Gallery de Nueva York a partir del 29 de enero.

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