Las fotos de viaje de un príncipe inglés a Oriente Medio en 1862

  • El entonces Príncipe de Gales, después rey Eduardo VII, fue enviado a Oriente Medio en un viaje de cuatro meses como parte de su educación para ser monarca.
  • En el reducido séquito viajaba el fotógrafo Francis Bedford (1815-94), que documentó la ruta por Egipto, Tierra Santa, Siria, Líbano, Turquía y Grecia.
  • A la vuelta de Bedford, las fotos protagonizaron una gran muestra que los críticos calificaron como "la más importante exposición fotográfica hasta la fecha".
El Príncipe de Gales y su séquito fotografiados por Bedford entre las ruinas de Karnak, en Tebas, Egipto
El Príncipe de Gales y su séquito fotografiados por Bedford entre las ruinas de Karnak, en Tebas, Egipto
Francis Bedford - Royal Collection Trust / © Her Majesty Queen Elizabeth II 2014
El Príncipe de Gales y su séquito fotografiados por Bedford entre las ruinas de Karnak, en Tebas, Egipto

Oriente era en el imaginario europeo una tierra pretérita y misteriosa. En el siglo XIX la corriente orientalista seducía a artistas, escritores y otros intelectuales, que cada vez se atrevían más a realizar largos e incómodos viajes, alentados también por las excavaciones masivas que países como el Reino Unido realizaban en Egipto.

El rey Eduardo VII del Reino Unido (1841-1910), hijo de la Reina Victoria, todavía era Príncipe de Gales cuando, como parte de su educación para ser monarca, fue enviado a Oriente Medio en un viaje de cuatro meses de duración en el año 1862. Entre las personas que formaban parte del pequeño séquito que lo acompañaba estaba el fotógrafo Francis Bedford (1815-94), de fama reconocida, al que la reina Victoria (admiradora de la fotografía desde el nacimiento del medio) pidió personalmente que documentara el tour en imágenes.

Cairo to Constantinople: Early Photographs of the Middle East (De El Cairo a Constantinopla: fotografías tempranas de Oriente Medio) es un delicioso álbum fotográfico, un testimonio valioso por la antigüedad de las fotos y con el atractivo añadido de inmortalizar un viaje aristocrático del siglo XIX. La exposición estará en cartel hasta el 22 de febrero en The Queen's Gallery (La Galería de la Reina), la gran sala de exposiciones  del Palacio de Buckingham de Londres.

Significado político y cultural

El príncipe visitó Egipto, Tierra Santa, Siria, Líbano, Turquía y Grecia en un recorrido con significado político y cultural para la Inglaterra victoriana. Se entrevistó con gobernantes, políticos y otras figuras notables y no se trasladó como era habitual en la realeza, él y sus acompañantes fueron a caballo y durmieron en tiendas de campaña.

Dentro de las visitas políticas, el príncipe Eduardo visitó en la frontera entre Siria y El Líbano el escenario del entonces reciente conflicto entre los cristianos maronitas y los drusos, en 1860. En Constantinopla (actual Estambul), fue al hospital que usaron las tropas británicas en la Guerra de Crimea en 1855.

Pero el recorrido tuvo sobre todo un carácter turístico y lúdico. Bedford documentó las pirámides de Egipto y las calles de El Cairo, recibió un permiso especial para retratar la Cúpula de la Roca en Jerusalén y la Mezquita de Ibrahim (en Hebrón, el tercer lugar más sagrado del Islam), fotografió en Siria y el Líbano castillos y fortalezas ocupados por los cruzados europeos en el siglo XII... El trabajo del autor es ahora una oportunidad para disfrutar de paisajes históricos con la veracidad de una imagen fotográfica.

Rodas, Patmos, Cefalonia, Atenas, Ítaca...

En el Yate Real, el séquito zarpó para completar su periplo y paró en varias islas griegas como Rodas y Patmos, puso rumbo hacia el Reino Unido y paró en Atenas, Cefalonia e Ítaca y también en Malta, un país en el que gozaron de una multitudinaria recepción. A la vuelta de la expedición, las fotos de Bedford entusiasmaron al público en una gran muestra que los críticos calificaron como "la más importante exposición fotográfica hasta la fecha".

Junto a las imágenes, se exhiben además objetos que el heredero al trono británico adquirió durante la ruta. La reina Victoria y su marido el príncipe Alberto siempre animaron a sus hijos a coleccionar piezas de interés y esa influencia se tradujo en la adquisición de antigüedades por parte del entonces príncipe Eduardo en su viaje por Oriente Medio, entre ellas hay piezas de cerámica corintia, ática y de la zona este de Grecia o productos locales e imitaciones locales de artículos de importación, sobre todo de Egipto y del Levante mediterráneo.

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