Un estudio cataloga por primera vez todas las marcas de cantería de las de la Catedral de Santiago

A través de las marcas se descubrió que en los inicios de su construcción trabajaban en el templo 50 canteros
Catedral De Santiago, marcas de cantería, estudio
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VIALACTEA
Catedral De Santiago, marcas de cantería, estudio

Un estudio, recogido en la publicación 'En el principio: Génesis de la Catedral Románica de Santiago de Compostela', cataloga y analiza por primera vez todas las marcas de cantería que se conservan en las primeras fases constructivas de la Catedral, y que suman más de 2.300.

La obra publicada, dirigida por el profesor de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid José Luis Senra, está coeditada por el Consorcio de Santiago, Teófilo Edicións y la Fundación Catedral de Santiago. La presentación del evento ha contado con el respaldo del regidor compostelano, Agustín Hernández.

La publicación es el resultado de un proyecto de investigación desarrollado por un equipo multidisciplinar, coordinado por Senra, y que está integrado por investigadores de la USC y la Complutense, así como expertos en Historia del Arte de la Universidad de Warwick (Reino Unido) y del CSIC.

Concretamente, se centra en los orígenes de la catedral románica, entre 1070 y 1100, posiblemente el periodo menos estudiado del templo compostelano, que se corresponde con el episcopado de Diego Peláez.

En el libro se aborda el contexto histórico, el culto y la cultura en la Catedral compostelana en el siglo XI, los talleres del primer proyecto catedralicio, junto con los sistemas constructivos y la iconografía en las fases finales del templo.

Estructura "ambiciosa"

En palabras de Senra, la catedral "se alza como la estructura más ambiciosa de cuantas fueron proyectadas en la Península Ibérica entre los siglos XI y XII".

Según los investigadores, el proyecto del edificio podría haber llegado a manos del obispo Diego Peláez en 1075, con la llegada a la ciudad de sus responsables, conocedores de la ambiciosa arquitectura iniciada en Francia.

En este estudio se confirma que, transcurridos más de 15 años desde que se había recibido, el proyecto inicial experimentó cambios importantes durante la edificación. Los nuevos sistemas organizativos de trabajo y la aparición de nuevas soluciones morfológicas y espaciales, apuntan a una sofisticación del concepto original. Además, coincide con la llegada de cualificados escultores de diversas procedencias, explican los promotores del estudio.

Las marcas de cantería

Uno de los aspectos más importantes de la investigación es la catalogación e interpretación, por primera vez, de todas las marcas de cantería que se conservan en las primeras fases constructivas de la catedral, correspondientes a las zonas orientales del templo.

"En este estudio se muestra la amplia gama de información que aporta la investigación detallada de las marcas de cantería en el estudio de un edificio medieval", explica el autor. Además, añade, también "permite distinguir las diferentes fases constructivas, en este caso de las zonas orientales de la catedral, desvelan la manera de construir edificios altamente ambiciosos que se enmarcan dentro de los inicios del estilo románico".

El total de marcas documentadas y analizadas supera las 2.300 y, con excepción de los elementos decorativos como capiteles y molduras, se encuentran marcas en todas las superficies pétreas del templo.

Tal y como apuntan los investigadores, la marca de cantero es un sistema práctico para la construcción de edificios grandes y complejos que requerían mucha mano de obra y que acostumbraban a contar con una sucesión de maestros a cargo del conjunto.

No en vano, dicen, sin un sistema fácil de comprender y reproducir por obreros, en su mayoría analfabetos, sería "imposible" levantar un edificio de la envergadura de la Catedral.

"no es casualidad"

Al respecto, los investigadores aseguran que el hecho de que los signos quedasen a la vista "no es casualidad", sino que es un "testimonio de un sistema constructivo que favorecía la colocación correcta de los perpiaños".

"Un número elevado de marcas visibles indica que los canteros recibieron instrucciones sobre el lado que deberían destacar su signo para facilitar el montaje", añaden.

Fruto de este estudio, a través de marcas individualizadas, salió a la luz la presencia de una cincuentena de canteros en las fases iniciales de la cabecera, dirigidos por dos maestros de obra, que tendrían una experiencia anterior en este tipo de construcciones y buscarían talleres o canteros formados en la buena labra de una piedra difícil de manipular como es el granito.

Entre los trabajadores no profesionales, se contó con esclavos, musulmanes y presos de guerra, que habrían trabajado en labores duros que no exigían la formación de cantero, como portar piedras, arena o cal. A su lado, trabajaron hombres y mujeres que buscaban sustento para vivir.

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