Nuestros antepasados comían tubérculos, nabos y plantas

  • Esa teoría parte de unos estudios de los molares de topos que vivieron la misma época prehistórica.
  • Los topos y los homínidos encontrados tenían la misma composición de los restos en sus dientes.
Austrolopithecus Africanus
Austrolopithecus Africanus
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Austrolopithecus Africanus

Según un artículo de la revista Nature, los paleontólogos ya tienen más definida la dieta de los Australopithecus africanus y los Paranthropus robustus, que vivieron en el sur de África hace 2,5 y 1,5 millones de años respectivamente.

El método al que han recurrido es el análisis de los restos de los dientes de estos dos ancestros del hombre. Los resultados sugieren que comían plantas o, por lo menos, que comieron animales que habían ingerido plantas.

El grupo de investigación liderado por Justin Yeakel, de la Universidad de California, Santa Cruz, creen que sus molares, a pesar de estar hechos para aplastar objetos duros, los utilizaron para masticar ese tipo de comida arbórea.

Su dientes estaban hechos para comer cosas duras y no plantas
Según los estudios hechos, creen que esta formación a lo largo del tiempo se creó por comer nabos y tubérculos, lo que explicaría la composición química parecida a las plantas, comidas por los topos, y su mismo diseño.

"Los homínidos tuvieron unos dientes como los nuestros, es decir, fueron diseñados para masticar algo muy duro, como pequeños granos y semillas, y no rastrojos de hierba y plantas", aseguró Nathaniel Dominy, colega de Yeakel.

El secreto de la composición

Los distintos elementos de los que se componen los restos se conocen porque hay una mezcla de isótopos de carbono que son muy parecidos a los que tienen los dientes de los animales. Por ejemplo, la hierba tiene un tipo muy concreto de composición química.

"Este estudio añade la evidencia que la dieta de nuestros primeros ancestros incluía nabos y, posiblemente, patatas", afirma Dominy.

La forma en la que descubrieron este tipo de alimentos fue sencilla. Se fijaron en las criaturas que vivían debajo de la tierra y observaron lo que comían.

Tras la observación, viene la aplicación. Por eso "nuestros ancestros tuvieron la ventaja de tener un gran cerebro, que les ayudó a reconocer distintos tipos de plantas y construir herramientas muy sencillas para extraerlas de la tierra", describe Dominy.

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