Durante el año pasado, según datos policiales, en las instalaciones del Metro se cometieron 16.212 faltas (infracciones leves) y 1.058 delitos de mayor gravedad.

La media de 44 faltas cada día «no es alta» –según la Policía– porque que se debe relacionar con los viajes que se realizan, casi 1,7 millones a diario. Sin embargo, las cifras de delincuencia están en el mismo nivel que las del metro de Londres, usado a diario por una media que casi duplica al madrileño.

El jefe superior de Policía de Madrid, Miguel Ángel Fernández Rancaño, es partidario de que Metro, al igual que en otras ciudades europeas, avise por el servicio de megafonía de las «líneas calientes» donde operan los rateros. Las más «sensibles» son: la línea 1 (Plaza de Castilla-Congosto), la 6 (Circular) y la 10 (Fuencarral-Puerta del Sur).

Por su parte, los responsables del suburbano madrileño creen que el peligro no debe ser advertido a los viajeros para no crear alarma social.

Menores rumanos y marroquíes

Los bandas más activas en el Metro son, por este orden, las integradas por menores de Rumanía y Marruecos, las de mujeres bosnias y las de peruanos y chilenos, dicen en la Policía, aunque no tienen cuantificado el número preciso de estos clanes. Cuando los viajeros adviertan a los descuideros, la Policía recomienda que se avise a los vigilantes del Metro y, si es posible, intenten retener entre varias personas a los rateros. La Policía cuenta con dos comisarías en el Metro, una en Sol y otra en Nuevos Ministerios.