Patas de pollo; peces vivos a punto de ser rematados por un mazazo en la cabeza y entregados al cliente; parejitas vestidas exactamente igual: él y ella fabulosamente horteras; un cementerio de tumbas apiladas y rodeadas de rascacielos; bolsos falsos de Louis Vuitton; una de las formas de llover más cinemáticas del mundo —a chorro limpio y sin que nada ni nadie detenga sus quehaceres—; un hipódromo también amenazado por las viviendas...

Más o menos así es la consecuencia de soltar al gamberro Martin Parr (1952) entre los siete millones y pico de almas que superpueblan, a razón de 6.500 habitantes por kilómetro cuadrado, la escasa superficie de Hong Kong.

Para celebrar su primera exposición en la colonia del Reino Unido hasta 1997 y hoy región administrativa especial de China, Parr, uno de los grandes reporteros de la inglesidad y sus absurdos, edita el libro Hong Kong, una visión, como era de esperar, tan sobrecargada y estridente como la propia ciudad, territorio ideal para que el fotógrafo libere su sarcasmo y el interés por el ocio, la cultura alimentaria y la vida saturada de impulsos, no todos sanos, que nos ha tocado.

"No hago fotos divertidas. Hago fotos serias disfrazadas de diversión. Ese es mi mantra", suele decir el ya veterano artista, miembro de Magnum desde 1994, prolífico autor de libros —más de ochenta, algunos de muy baja calidad y otros geniales— y en la brecha de la disección fotográfica de los usos sociales, las clases y los ritos desde 1975, cuando tenía 23 años y firmó el bellísmo reportaje Los inconformistas, elegante y formalmente contenido, en las antípodas del estilo grueso y pintoresco que adoptó después.

La nueva colección es un encargo de la galería Blindspot, donde se exhiben hasta el uno de noviembre las fotos, tomadas a lo largo de 2013, El libro Hong Kong será editado en octubre por la editorial de fotografía Gost Books. Será un ejemplar de tirada limitada (1.800 copias) que tendrá 112 páginas además de un encarte de 24 y con un PVP de 44 euros.

Los editores recuerdan la vena "satírica y humorística sobre la vida moderna" de Parr y aseguran que el nuevo proyecto "captura la intensidad de la vida urbana en Hong Kong" y "continúa con el examen de la cultura del consumo y el ocio" ejercido por el inglés en varios continentes. Algunas de sus más celebradas fotos son de la maraña playera de cuerpos demasiado rojos de los turistas en Benidorm o los eventos sociales ingleses que nadie con sentido patrio vetusto debe perderse.

Reveranciado u odiado según quien hable guste del humor de trazo basto o de la ironía y muy criticado por los puristas el uso continuado del recurso del teleobjetivo (que permite disparar a gran distancia del sujeto retratado y sin exponerse) y los programas semiautomáticos de ajuste de diafragma de las cámaras, Parr ha alcanzado notoriedad por reportajes sobre la forma de vida de la clase media británica.

Sus fotoensayos más conocidos son ya lejanos en el tiempo: The Last Resort (1986), sobre los veranos en Brighton; The Cost of Living (1989), sobre compras, cenas y escuelas y One Day Trip (1989), sobre un crucero donde el único objetivo era emborrcharse—. Parr ha ganado un buen puñado de premios de fotografía, entre ellos el de PhotoEspaña en 2008, imparte frecuentes cursillos y algunos le han llamado "el gran cronista de nuestra época".