Será por la evolución, por la especie, la soledad, las ganas de criar a un semiclón, o quizá se deba a que nos falte dinero para comprarnos un perro, un loro o una anaconda... pero lo cierto es que la humanidad tiene la manía de tener hijos. Llenan así los parques de gritos agudos, generan crisis psicóticas en los viajeros condenados a interminables vuelos transoceánicos, moldean cuerpos de barro para que sean en el futuro polvorientos letrados sin escrúpulos.

Fabrican hijos y más hijos, y apenas disponen de manuales de supervivencia. El refranero no funciona. De nada sirve aquello de “Luck, soy tu padre”. Los libros de autoayuda fueron escritos por personas sin infancia.

Los buenos consejos, sin embargo, pueden evitar tener un hijo mal nacido, un político corrupto o un participante en Gran Hermano edición 86. Y entonces empiezan las preguntas incómodas y la duda de si será la gallina preguntando al huevo o el huevo a la gallina. Huevos rotos, concluimos.

La pregunta del millón de este mes, madres y padres del mundo, zigotos aún por nacer, ciudadanos inmateriales adorados por el ministro Gallardón, es: “¿Qué consejo le darías a tu hijo si fuera el único antes de un súbito enmudecimiento?”. “Que no se tire a la vecina del cuarto, tiene ladillas”, responde @JamelgaD. ¿Es el único consejo digno de nuestro lectores? Prohíban las vecinas del cuarto, diantres. Exijan un referéndum o una consulta independentista vecinal. O pasen por la farmacia antes.

¿Y por qué no prohibimos también la televisión? “Yo a mis hijos les aconsejaré que lean y que no vean Telecirco. Y lo menos posible la televisión”, explica Kakiman. La televisión es el enema nacional, te deja vacío, es muchísimo peor que la vecina del cuarto, y hasta la del quinto, la televisión nos hace tonticos. “Que no viera nunca la tele; si por mi fuera, la prohibiría”, confirma Finarfin75. Habemus Papam.

“Si el día de mañana tengo un hijo y quiere ser cantante, le diré que lo intente, que si le sale un mojón de disco lo podremos usar para calzar la puerta, como los de Pitingo”, dice Cleopatra VI, y acto seguido advierte: “Como la vea en el ranking de felaciones de Magaluf, la mando de misionera a Machu Pichu”. Hete aquí el motivo por el que el turismo británico se ha desbocado en Perú. ¡Tiki-tiki-ti! “Yo le diría que reclamara la paternidad a Aznar, Pujol o Arnold Schwarzenegger”, explica @Nunito, pensando en cuentas fantasmas, en yates de lujo y en muchos músculos (los del expresidente español, por supuesto).

“Pues yo le digo siempre a mis tres hijos que intenten ser las mejores personas que puedan (me parece que no tengo hijos, pero tengo perro)”, dice Blodhemn. Y sentencia: “También les recomendaría encarecidamente (y si no los torturo) que escuchasen música metal a todas horas”. Hijos del mundo, ¡tapaos la orejas! ¡Satán es vuestra nueva niñera!

Sé que en estos momentos, y vistos estos valiosos consejos que salvarán a la humanidad de la idiocia congénita, podrían pensar que los niños del futuro saldrán algo raritos. Pero no se preocupen, gentes sin fe. La ética es el mejor consejo desde los tiempos de Sócrates o Séneca (ambos murieron ejecutados, por cierto). Nuestros hijos pueden aprender los aforismos del buen vivir.

Aquí va uno que le gustará, ávido lector del semanario parroquial: “Que no estudie química”, aconseja @ultracitymanu. Se empieza por la química y se acaba en la heroína. Se empieza con la química y se acaba con la vecina del cuarto. Así que líbranos de la química, Señor, y también de la física, por Dios, y recemos este consejo que nos aporta la sabiduría de @Latanace: “Que sea honesto con todos lo que le rodean. Pero sobre todo consigo mismo”. ¡Sé honesto! Tú no quieres un hijo, quieres un cerdo vietnamita.

Puede que siga con la dichosa idea, puede que quiera dejar semilla. No se preocupe, nos queda un último consejo. “¿Por qué cuando uno toma quiere seguir tomando?”, dice @JhoGuii. ¿Qué consejo es este? Ha habido una equivocación. Busquemos en el editor, ah, sí...: “Quiérete, ríe, escucha música y lee cada día, cuida a tus amigos, lucha por tus sueños y ama con todas tus fuerzas”, nos recuerda AliciaColetwitt. Perfecto. Mi cerdo vietnamita y yo no podríamos estar más de acuerdo.