Luis Landero revive su pasado en su libro más autobiográfico ‘El balcón de invierno’

  • "Un libro autobiográfico, que me ha hecho muy feliz, escrito desde el corazón, de un modo auténtico y verdadero, donde late vida", asegura el escritor.
  • "No se trata de un ajuste de cuentas, de crisis, diría, con la novela y donde me preguntaba qué sentido tenía dedicarse a escribir y perderse la vida", dice.
  • "Mi padre no quería que fuera un destripaterrones, quería que fuera un abogado (...) y a pesar de que fui un mal estudiante y un golfillo de barrio", comenta.
El novelista Luis Landero acaba de publicar Absolución.
El novelista Luis Landero acaba de publicar Absolución.
IVÁN JIMÉNEZ
El novelista Luis Landero acaba de publicar Absolución.

A pesar de que el escritor Luis Landero tiene nostalgia de no haber vivido otras vidas, como la de aventurero o científico, desde niño sintió la llamada del lenguaje y el gustó por contar, aunque en su casa no hubiera libros. Así lo recuerda en El balcón de invierno, su libro más autobiográfico.

Y es que Luis Landero, Alburquerque (Badajoz), 1948, se ha asomado en esta nueva novela, como así la llama el escritor, "novela y muy literaria", desde el balcón de la memoria para retomar su propia vida; desde su infancia en su pueblo, con su familia, con sus padres, su abuela y sus hermanas, hasta la llegada también con su familia a Madrid, en los años sesenta, al barrio de "la Prospe".

"Un libro autobiográfico, que me ha hecho muy feliz, escrito desde el corazón, de un modo auténtico y verdadero, donde late vida y en el que el 'yo' tiene un aire discreto porque he intentado que mi yo no se note demasiado", explica a Efe el autor.

Un hombre que se recuerda de niño con pantalones de pana sujetos con un tirante cruzado y boina y que terminó siendo uno de los escritores de referencia de la literatura contemporánea en español, que obtuvo el Premio Nacional de Literatura y que ha sido profesor en la Universidad de Yale (Estados Unidos).

Pero para llegar a entender lo que es hoy Luis Landero hay que recorrer las páginas de El balcón de invierno, publicado por Tusquets.

Un libro delicioso, una invitación a la vida, en donde explica sus muchas dudas, sus variopintos trabajos, su vida de barrio, la importancia de su abuela, analfabeta, y cómo es el que hoy es gracias a la perseverancia de su padre que quiso que su hijo no fuera un campesino.

"No se trata de un ajuste de cuentas -dice-, el libro me salió al paso tras un cansancio momentáneo, de crisis, diría, con la novela y donde me preguntaba qué sentido tenía dedicarse a escribir y perderse la vida, lo que pasaba ahí fuera de la habitación donde uno trabaja, pero me vino así y he disfrutado muchísimo con él y me siento muy contento de haberme dedicado toda la vida la literatura".

Y que hoy los lectores puedan gozar de los títulos de Landero como Juegos de la edad tardía, Hoy Jupiter, Caballeros de Fortuna o El guitarrista, es gracias a que su padre se salió con la suya, como él mismo dice.

"Mi padre no quería que fuera un destripaterrones -reconoce el autor-, quería que fuera abogado o mecánico que tuviera un oficio y, a pesar de que fui un mal estudiante y un golfillo de barrio, al que le gustaban las motos, el cine, las chicas y al tabaco rubio americano, mi hambre de literatura me llevó por otros derroteros".

Y eso a pesar de que en su casa no había ni un libro, pero sí muchas narraciones orales de su abuela Francisca, que había sido pastora, y que le inoculó "el germen por la fantasía y el gusto por el lenguaje, gracias a las conversaciones, a la palabra. De ahí seguro que salí pertrechado para ser escritor", subraya.

"También es un homenaje a una generación que vio todos sus sueños truncados que tuvieron que vivir algunos la guerra y otros la posguerra y que sacrificaron todo por la generación venidera y cuyo éxito somos nosotros. En mi caso, los cuatro hijos que tuvieron mis padres", concluye el escritor.

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