Esto supone situarnos casi 30 litros por debajo de la media estatal, cifrada en alrededor de 170 por habitante y día. Y la tendencia de ahorro es progresiva, ya que el consumo ha descendido un 9% respecto a 2005.

Esto no se debe tanto a que las familias cambien sus costumbres como a una moderación de las mismas. Ricardo Vázquez, miembro de la dirección de Emalcsa, explica que «la sensibilización» hacia el consumo responsable a través de campañas locales –como Cuida cada gota– «ha calado» entre los coruñeses que, sin modificar sus hábitos de uso de agua, evitan despilfarrar.

Entre los consejos están cerrar el grifo al afeitarse o lavar los dientes, ducharse en vez de bañarse, llenar la lavadora y el lavavajillas o reparar los grifos que gotean. Sólo con estos cuatro gestos un hogar ahorra 180 litros diarios. Otro de los factores que ayuda a un mejor control del gasto doméstico es la factura ajustada al consumo, que contempla cuotas adicionales para quien se exceda en el gasto de agua.

Así, si el consumo diario no excede los 200 litros, se pagan cada tres meses 0,16 euros por cada 1.000 litros utilizados. De sobrepasar ese límite, se abonan 0,33 euros.  En otras ciudades españolas se sigue aplicando una cuota mínima de 1.000 litros por habitante y día, se gasten o no se gasten.

Las fugas en la canalización también son un problema de derroche. En A Coruña se pierde el 10% del agua disponible en estas averías, aunque lejos del 30% de ciudades como Vigo. El embalse de Cecebre está al 80% de capacidad y no se almacena más para no sobrecargar.

La industria, ejemplo de derroche

En las ciudades con fuerte presencia del sector industrial se dispara el consumo de agua. Los organismos encargados del suministro aprecian que, al englobar el gasto por hogar y el industrial, las cifras son bien distintas. La media coruñesa en este sentido alcanza los 269 litros por habitante al día. En otras ciudades como Vigo, Valladolid o Zaragoza –con mayor tejido industrial– se sitúa en 391, 301 y 295, respectivamente. No hay tanta diferencia en lo que a hogares se refiere. El caso castellano es levemente superior al herculino –150 litros por persona frente a 141– y en la capital aragonesa incluso es muy inferior, situándose en 96 litros diarios.