Estudió Bellas Artes. Había tenido contacto con la pintura desde pequeña, pues su padre era retratista con una amplía clientela en el norte de Europa.

Empezó a hacer frescos, pero terminó haciendo arquitectura de interiores y montando un negocio de muebles.

En 2012 decidió que necesitaba un cambio radical. Quería desarrollar su "creatividad". Así que decidió presentar sus ideas (mobiliario artístico) en la Tortona Design Week (Milán, Italia).

Fue todo un "éxito". Cuando volvió, cerró sus negocios y abrió un estudio, un espacio en el que se mezclan arte, arquitectura y zona de trabajo-taller. Así nació Espacio Eirín, su cabecera.

Desde su oficina, y junto a un equipo de siete personas, diseña pequeños universos: hoteles, viviendas, locales comerciales... Eirín crea desde el concepto de negocio, a la marca corporativa de una empresa, pasando por cómo debe ser el hall de entrada o el mobiliario que debe adornar cualquiera de las estancias de ese nuevo espacio.

De momento, su clientela está en Andalucía, pero su objetivo es exponer en ferias internacionales y en galerías de Europa, Nueva York y Miami a corto-medio plazo.

"Es el momento de hacer cosas. No hay que tener miedo e ir a por todas", afirma. Eso sí "hay que preparase, formarse y no esperar el apoyo de las administraciones", añade.