El primer museo del orinal abre sus puertas en Ciudad Rodrigo

  • La primera aparición data del siglo XI
  • Barro, metal y porcelana son algunas de las materias
  • Destaca una chata de la Guerra de la Independencia datada de 1880
  • La colección sólo abandonará Ciudad Rodrigo para cumplir con compromisos previos
El primer museo del orinal abre sus puertas en Ciudad Rodrigo
El primer museo del orinal abre sus puertas en Ciudad Rodrigo
Ana M. Clérigo/ ICAL
El primer museo del orinal abre sus puertas en Ciudad Rodrigo

Utilizado por ricos y pobres a lo largo de los siglos. Tantos, que por eso Ciudad Rodrigo (Salamanca) abre mañana las puertas al primer Museo del Orinal con una colección de 1.300 piezas y traidos de de 27 países distintos.

El centro cuenta con 1.300 piezas, de las que el 90 % son regalos traidos de todas las partes del mundo. Barro, metal y porcelana son algunas de las materias primas que tienen estos aparatos, origen y antepasado de los baños actuales.

Chata, cuña, sampedro...

Chata, cuña, sampedro, perico, tiesto, tibor… son algunos de las denominaciones que recibe un objeto tan conocido como el orinal. Objeto insólito y muy utilizado, tiene ya en el siglo XI su primera aparición y recisamente un ejemplar de esa época medieval estará presente en el nuevo Museo del Orinal.

“Este es el fin de un sueño que comenzó hace 27 años”, apunta emocionado el propietario de esta colección, única en España. El Museo del Orinal cuenta con piezas provenientes de 27 países distintos, además de estar elaborados con los más variados materiales.

“Tengo que agradecer a Barry Steward que gracias a él y a sus contactos por el mundo entero podemos contar con piezas procedentes de China y de la India”, reconoce José María del Arco, quien no duda en agradecer la ayuda que desde hace varias décadas recibe de amigos y familiares.

Este es el fin de un sueño que comenzó hace 27 años

Entre estos agradecimientos tampoco olvida a Antonio de la Morena, un diplomático sobrino del embajador de Londres que ha mediado en múltiples ocasiones para incorporar piezas a esta colección, convertida ahora en museo.

Piezas originales

Esta colección presenta orinales tan originales como un bacín de 12 lañas de 6 a 9 centímetros y 12 kilos de peso, aparecido en un castillo de Segura de León (Sevilla) que está en esta colección en depósito y que cuenta con dos piezas y una tapadera.

“ Es una pieza que estaba pensada para estar incluida en un mueble”, nos cuenta José María del Arco, quien se muestra muy satisfecho de que el Museo del Orinal sea una realidad, aunque su sueño va más allá: “Me gustaría que fuéramos capaces de tener más museos en Ciudad Rodrigo, como el de los carruajes, el carnaval y sobre la colección de arte pastoril de José Ramón Cid Cebrián, de 2500 piezas”.En el recorrido por los 1.300 orinales, el coleccionista destaca alguno de los favoritos, entre los que se encuentra una chata de la Guerra de la Independencia, que apareció en un arcón. Es un ejemplar de barro de San Giraldo, realizado al torno y fechado entre 1810 y 1814.

El más moderno está fabricado en hierro por Antonio Casares. Este ejemplar pesa algo más de tres kilos y cuenta con 160 metros de alambre. 90 cordones de soldadura en la parte exterior y 70 cordones en el interior forman parte de este conjunto, en el que está además reflejado el apellido de la familia de José María, con un arco y el mote que esta familia farinata tiene desde 1869, ‘Pesetos’ reflejada en la presencia de pesetas en este original orinal.

Artesanía pura

“Es el reflejo de las tradiciones artesanas de alfareros y ceramistas que pasaba de padres a hijos”, sentencia José María del Arco al hablar de esta colección, y deja a un lado su característica de itinerante para tener una morada fija en Ciudad Rodrigo, gracias a un convenio entre el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo y el Seminario de San Cayetano que acoge como primera sede este Museo del Orinal.

Esta colección sólo abandonará Ciudad Rodrigo para cumplir con compromisos previos, que llevarán parte de la colección de orinales hasta varias localidades de Portugal. Por eso José María no duda en lanzar una clara invitación: “Que vengan a ver el arte de sus antepasados”.

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