El dibujante Calpurnio (Eduardo Pelegrín; Zaragoza, 1959) colabora desde hace una década con 20 minutos en las ediciones impresa y online. Las aventuras que ha vivido su vaquero Cuttlas en los últimos cuatro años las recopila en el volumen Cuttlas, el vaquero samurái (Panini). Los próximos sábado y domingo visitará el 32 Salón Internacional del Cómic de Barcelona en los pabellones 1 y 2 de Fira de Barcelona.

¿Qué destacaría de los últimos cuatro años de andanzas de Cuttlas?

Que responden a una época en la que mis cómics han estado más meditados y se han realimentado de las ideas que me aportan mis otras disciplinas.

¿Y por qué Cuttlas samurái? ¿Ha abandonado el lejano Oeste?

El Oeste ha derivado a otros escenarios. En el último año ha investigado en el trazo con tinta china sobre papel de arroz y me he inspirado en la música electrónica y en el arte moderno y oriental. De ahí que para mí ahora sean temas recurrentes. Aunque Cuttlas es de gatillo fácil, resuelve sus duelos con ingenio y cerebro, al estilo de un pistolero samurái.

Ahora Cuttlas vive en un mundo paralelo junto a su amigo, el marciano 37.

Con lo que siento que puedo tocar cualquier tema que me interese sin forzarlo. No lo he buscado conscientemente.

La crisis y los problemas sociales se asoman a sus viñetas, a pesar de que Cuttlas viva fuera del espacio y el tiempo actuales.

Sí, porque suelo elegir los temas de actualidad de forma general: la guerra, las armas modernas, internet, el trabajo, la muerte...Me gusta tratar la actualidad de forma general y por eso la puedo abordar con un personaje del Oeste.

¿Se ha visto tentado en alguna ocasión de ponerle cara a Cuttlas?

No. Porque donde no soy minimalista es los fondos y en las historias de Cuttlas. Según me da el día hago un cómic muy sencillo o con fondos muy complejos. Y lo mismo con los argumentos. Los escritores son más minimalistas, en mi opinión, que los dibujantes, porque construyen mundos con una letra. Yo dispongo de más armas que las de un escritor porque cuento con letras, personajes, trucos, colores, números...La narrativa secuencial es poderosísima. Me siento como un director de orquesta pero en casa. Lo mío es el tema visual porque cada vez más compruebo que es como viajar de un sitio a otro. El cómic me da ideas para mis audiovisuales y al revés. Con sólo una disciplina no sería tan feliz.

¿Qué piensa del trabajo de Eneko en 20 minutos?

Es un ejemplo de dibujante que está todos los días en el ring haciendo ilustraciones muy duras. Yo soy más lúdico. Respeto muchísimo a todos los que dibujan día a día en la prensa, es duro, y hay que tener mucho valor para mantener un nivel alto diariamente. El mejor lugar para publicar cómics es la prensa diaria, más que en un libro, porque es donde está en su salsa y donde más bonitos quedan. Me encanta la prensa y me siento periodista. He recorrido ya un buen número de periódicos. Empecé a trabajar en artes gráficas como dibujante en El Heraldo de Aragón y estuve tres años dibujando de todo: desde el mapa del tiempo a los gráficos de la Bolsa. Fue un gran aprendizaje.

¿Qué es lo que más le gusta de citas como la del salón del cómic de Barcelona?

Que una vez al año veo a los colegas de profesión. La mayoría somos freelance y trabajamos desde casa. Así que no solemos tener contacto directo ni entre nosotros ni tampoco con las editoriales. También es el momento del año en el que compro más cómics.