Marruecos, el país con el que España comparte historia común, raíces culturales y frontera, podría esgrimir la funesta valla de Melilla como una buena metáfora para describir cómo vemos desde aquí al vecino de enfrente al que casi siempre consideramos incómodo: de lejos y sin demasiado o ningún conocimiento. Del país, en el que viven casi 40 millones de personas, apenas tenemos claros dos o tres lugares comunes y clichés. El viaje fotográfico que propone la franco-marroquí Leila Alaoui es un buen ejercicio didáctico para entrar en la parte que, por desatención o falta de interés, permanece oculta.

Les marocains (Los marroquíes) muestra, de una manera indiscutible, la riqueza étnica y la sociedad heterogénea del país. La fotógrafa, dispuesta a romper con mitos marcados por el orientalismo romántico o la idea turística de lo exótico, lleva años recorriendo todas las zonas de la superficie del estado norafricano armada con un estudio portátil de fotografía. Los retratos que ha reunido muestran la amplitud fascinante de las etnias que habitan Marruecos sin caer en representaciones folcloristas.

La serie de Aloui es una de las más de veinte exposiciones que este año se pueden ver en el Festival de la Fotografía Mediterránea (Photomed) que se celebra en la localidad de Sanary-sur-Mer, en la región francesa de la Provenza-Alpes-Costa Azul. El certamen, que se celebra en sedes diversas de la zona y también en la isla privada de Bendor y la ciudad de Tolón, desplegará su abigarrada programación entre el 22 de mayo y el 15 de junio.

"Mi motivación" explica la fotógrafa, que ha dedicado varios años a un proyecto que no considera todavía terminado, "era mostrar Marruecos de una manera que considero más natural aunque no menos objetiva: a través de los ojos de mi Marruecos natal". Sabiendo que su visión es necesarimente parcial e interesada, la artista mantuvo una "neutralidad razonable" en el enfoque, inspirándose en dos grandes gestas de fotografía humana on the road, Los Americanos, de Robert Frank, y En el oeste americano, de Richard Avedon.

Como ellos se embarcó en un viaje por carretera y sin ruta determinada para fotografiar a hombres, mujeres y niños de todas las edades, grupos étnicos y tribales. "Me encontré con muchas dificultades en una tierra donde la gente tiene temores supersticiosos hacia la cámara y con frecuencia ven la fotografía como una herramienta que roba el alma de la gente. Sin embargo, tuve la oportunidad de convencer a muchos para que participaran en la aventura".

Montando el estudio en lugares públicos como zocos o viviendas privadas, la retratista nómada logró captar la imagen de "muchos marroquíes que nunca habían sido fotografiados", desde vendedores ambulantes y aguadores hasta bereberes de zonas muy aisladas, entre ellos muchas mujeres. Empleó fondos negros, profundidades de campo muy amplias para captar detalles y flashes con tonalidades frías para distinguir la obra del estilo clásico de las fotos de viajes. Al tratarse de retratos de idéntico formato, la serie se apoya en la unidad visual "dar testimonio de la riqueza cultural y la diversidad étnica de Marruecos".

Otras de las exposiciones que presenta Photomed son Egypte: les martyrs de la révolution (Egipto: los mártires de la revolución), donde Denis Dailleux rinde homenaje a las víctimas de la represión gubernamental en Egipto durante la primavera árabe de 2010; Mediterraneo, una reinterpretación poética del mar firmada por el italiano Mimmo Jodice, invitado de honor a esta edición del certamen, y la colectiva Photographie Italienne (Fotografía italiana), con obras de cinco autores contemporáneos.