La Emperatriz, de 72 años salió hace unos días por primera vez del Palacio Imperial tras anunciarse que padecía problemas de salud derivados de una "fatiga psicológica", informaron los medios locales.
Vestida con un kimono de color cereza, la emperatriz, de 72 años, se acercó a visitar una exposición de arte floral japonés Ikebana, en un día especialmente soleado y agradable en Tokio.
Siempre con una sonrisa en los labios, la emperatriz recorrió atentamente la exposición de Ikebana, un hermoso arte floral basado en la armonía y procedente de una antigua tradición budista.
La emperatriz estuvo aproximadamente una hora fuera del Palacio Imperial, al que regresó poco antes de que su esposo, el emperador Akihito, recibiese en audiencia al presidente de Bolivia, Evo Morales.
Según anunció el martes de la semana pasada la Agencia de la Casa Imperial de Japón, la emperatriz japonesa tiene síntomas de hemorragia intestinal que no la obligarán a ser hospitalizada.
La emperatriz, esposa del emperador Akihito y que desde hace dos años sufre una ligera gastritis, ha tenido úlceras en la boca y ha sangrado varias veces por la nariz.
Los problemas de salud de la Emperatriz han vuelto aponer en tela de juicio el durísimoo protocolo imperial que rige las normas de comportamiento de las mujeres del trono nipón.
No es la primera vez que la emperatriz Michiko, la primera esposa de sangre no real de un heredero al trono, sufre problemas psíquicos. En los noventa perdió la voz y sufrió un trastorno depresivo.
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