Muchos iraquíes sufren de disfunciones sexuales derivadas del estrés en el que viven por la violencia continuada que azota el país.
"El estrés y las malas cosas que vemos cada día hace que muchos iraquíes se sientan como yo", asegura Habeeb, quien empezó a usar las píldoras hace un año. "Nos ayuda a superar el estrés y a sentirnos hombres otra vez".
Si en España hace falta receta para que se pueda dispensar "la píldora azul" y el tratamiento de cuatro píldoras cuesta unos 41 euros, en Irak por 1 dólar se dispensan cuatro réplicas del Viagra sin necesidad de pasar por el médico.
El mismo farmacéutico muestra su preocupación ante la dependencia de la píldora azul: "es una forma de abuso de droga. La gente viene aquí a por las píldoras y no para de volver a por ellas. Se convierten en un cliente crónico"
"Me me hace extraño ver a gente muy joven preguntando por las píldoras", sentencia el farmacéutico.
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