Ismael Nemo es el primer martenauta de la historia. La radiación está acabando con su tiempo y, mientras el fin se acerca, ocupa sus horas rellenando las páginas de un diario donde explica la historia de su vida y los acontecimientos que le llevaron a encabezar la primera misión tripulada a Marte sin billete de vuelta.

¿Otra novela de ciencia ficción? De ciencia sí, de ficción no del todo. Así lo explica su autor, el biólogo, periodista científico y bloguero de 20minutos.es Javier Yanes, quien aclara que Tulipanes de Marte (Plaza & Janés), narra la epopeya del primer terrícola elegido para viajar al planeta rojo, pero no puede entenderse estrictamente como parte del género literario de la ciencia ficción.

"Ya no sé muy bien qué es la ciencia ficción. Ray Bradbury —referente literario para Yanes— decía que la ciencia ficción es el arte de lo posible, frente a lo imposible que es la fantasía". Si nos limitamos a esta definición entonces esta novela sí lo es, lo que pasa es que "estamos ya muy acostumbrados a pensar en ciencia ficción como Star Wars".

"Lo que he intentado es que los elementos científicos de la novela no fueran locuras, es decir, que la ciencia que aparece en el libro sea ciencia real, para que el lector no se pierda en detalles técnicos porque lo importante de la trama es la trayectoria vital de los personajes", explica.

El germen de lo que hoy es su tercer libro hay que buscarlo hace seis años cuando Yanes trabajaba en la sección de Ciencias del diario Público. "En 2008 escribí un reportaje sobre la idea de enviar un colono a Marte, cuyo defensor más ferviente era un ingeniero retirado de la NASA que ansiaba recuperar el espíritu épico y romántico de los comienzos de la exploración espacial: convertir esta misión en un gran viaje al estilo de las travesías de los antiguos descubridores, una aventura que apasionara a la humanidad".

La propuesta suscitó polémica y la comunidad científica llegó a ridiculizarla. Sin embargo, al poco tiempo un sargento de primera clase de la División Aerotransportada 101 del ejército norteamericano destinado en Afganistán bajo el mando de la OTAN dio el primer paso al frente para ofrecerse como el primer colono marciano.

"Investigando sobre el tema llegué a este militar con el que intercambié varios correos y recuerdo que me pareció un tipo interesante desde el punto de vista periodístico. Quería saber qué clase de persona era y qué pretendía con su propuesta voluntaria de viajar a Marte sin billete de vuelta teniendo una vida y una familia propias en la Tierra", cuenta el autor.

Pese a que la historia del sargento estadounidense le impactó, "en ningún momento me planteé escribir una novela sobre un viaje de colonización a Marte", aclara, más bien "mi idea era ahondar en las circunstancias vitales que pueden llevar a una persona en apariencia normal a plantearse un viaje como este".

Para eso Yanes crea una trama de personajes cuya vida gira en torno a la gran ambicion de viajar a Marte, una aventura entendida como "un hito de la exploración de otros mundos, el viaje definitivo". El autor elige tres personajes infantiles con los que arranca la narración porque "la infancia es el germen donde se plantan las semillas que luego florecen o no en la adolescencia y determinan el resto de la vida".

Isamel, Sam y Nadine suspiran con viajar al espacio y crecen inseparables tejiendo sueños hasta que  el mundo adulto los separa y la vida les coloca en tesituras muy diferenes. Pero los años no han logrado apagar totalmente sus ilusiones infantiles y cuando el azar les reúne de nuevo los tres querrán cumplir aquella vieja idea de cuando eran niños.

"Para ellos el sueño sigue latente", dice el autor, quien a través de los protagonistas intenta recordar al lector que "no somos dueños de nuestros destinos y que el ansia por cumplir nuestros sueños nunca desaparece del todo pese al tiempo".

Así, mientras el primer colono extraterrestre recorre su autobiografía a través de las páginas, la novela aprovecha el periplo vital del protagonista para tratar varios temas como la infancia, la amistad, la familia, el amor o la belleza.

La novela está salpicada de elementos científicos pero Yanes insiste: "No buscaba una historia de ciencia ficción, es más, la novela está planteada en un futuro muy próximo, no es futurista, porque aún no ha ocurrido pero podría ser mañana o el mes que viene", aunque lo paradójico es que ocurriese justo después.

Al poco de terminar la redacción de Tulipanes de Marte, en la primavera de 2013, una empresa holandesa llamada MarsOne anunció que buscaba colonos terrícolas para televisar en un reality show el primer viaje de colonización a Marte sin billete de regreso a la Tierra.

"La gente mandaba vídeos con sus candidaturas al canal de YouTube del proyecto holandés explicando sus motivos; había candidatos españoles", recuerda el periodista.

Según cuenta Yanes, la empresa quería hacer un reality show planetario para elegir a los primeros martenautas de la historia y televisarlo todo. "Su plan era poner en marcha el proyecto en un tiempo de cinco o diez años en una misión de bajo coste. Fue muy curioso ver que lo que cuento en la novela se convirtió en realidad".

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