David Taguas: "La estabilización no se ha culminado, en España hacen falta aún más recortes"

  • El exdirector de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno (2006-2008) acaba de publicar Cuatro bodas y un funeral, su último libro.
  • En su opinión, el Gobierno actual está cometiendo una "irresponsabilidad histórica" al no emprender las reformas necesarias por motivos electorales.
  • "De esta crisis no se sale consumiendo más. Al contrario, de una crisis de deuda solo se sale ahorrando más", asegura.
  • A pesar de que el Gobierno apuesta por vender en un plazo corto su participación en BFA-Bankia, Taguas sostiene que "no sería bueno precipitarse".
David Taguas, acaba de publicar un libro: 'Cuatro bodas y un funeral'.
David Taguas, acaba de publicar un libro: 'Cuatro bodas y un funeral'.
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David Taguas, acaba de publicar un libro: 'Cuatro bodas y un funeral'.

Con la libertad que da no pertenecer a ningún partido ni ostentar cargo público alguno, David Taguas (Madrid, 1954), el que fuera director de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno Zapatero entre 2006 y 2008, expone sus ideas acerca de la crisis económica en España, así como las recetas que propone para salir de ella fortalecidos. Ha reunido este conocimiento en su último libro —Cuatro bodas y un funeral (Deusto)—, que acaba de presentar este mismo martes.

En esta obra, Taguas (director del Instituto de Macroeconomía de la Universidad Camilo José Cela) disecciona paso a paso los episodios y circunstancias que han llevado a la economía española a la situación en que se encuentra ahora. En su opinión, "ésta es una crisis de naturaleza mutante; a medida que ha evolucionado se han abierto interrogantes distintos. En agosto de 2007, nadie sabía que la crisis iba a ser global, todo eran dudas", sostiene.

Como muestra de los problemas de diagnóstico e incapacidad de previsión por parte de las autoridades y organismos internacionales, Taguas pone sobre la mesa un dato: "En julio de 2008, un año después del comienzo de la crisis, el BCE aún subió los tipos de interés. Fíjense si había dudas. Después, en septiembre, Trichet también endureció las condiciones monetarias para poder financiarse", explica.

Posteriormente, la crisis se tornó en global; tras los procesos de intervención en todo el mundo, las turbulencias en los mercados financieros pasaron a Grecia y se centraron en la deuda soberana, y acabaron por fijarse en España, a la que desde entonces han reclamado todo tipo de ajustes. ¿Qué es lo que exigen los mercados a España? "Básicamente procesos de consolidación fiscal, algo que no se acaba de entender. Es un problema de deuda: Hay que ser capaces de demostrar que podemos pagar", insiste. Tras estas cuatro fases, llegamos a la actual, la de "la recuperación sostenida".

¿Qué problemas estamos viviendo para salir de la crisis?

El problema es que la estabilización macroeconómica que deberíamos haber acabado en la tercera y cuarta fase de la crisis no se ha culminado. Y esto es porque a pesar del fuerte ajuste del sector privado (caída del 7,5% en los costes laborales unitarios) el sector público no ha hecho lo mismo, y no se ha ajustado igual. Según mis cálculos, acabaremos el año con un déficit superior al 10%, lo cual es inaudito y una temeridad. Ningún otro país del mundo tiene un déficit público más alto que nosotros. Por lo tanto, no podemos decir que el del Gobierno ha sido un plan de estabilización exitoso.

¿Por qué en su opinión nuestra posición es tan frágil?

Hay varias causas. Una es la deuda pública, que sigue creciendo y pronto superará el 100% del PIB. Es una cifra muy significativa, ya que la evidencia demuestra que a partir del 90% del PIB la deuda pública lastra el crecimiento de los países. Además, también es perjudicial nuestra posición de endeudamiento neto (indica la situación acreedora o deudora frente al resto del mundo), que en otros países muy endeudados, como Japón, es positiva. Pero en España no. Debemos un 97,8% al exterior, debemos prácticamente un PIB entero. También es especialmente relevante la situación del ahorro público (total de ingresos menos el gasto corriente), que actualmente está en el -5,1% del PIB. El ahorro no solo no contribuye, sino que detrae recursos para financiarse. En resumen: Como la macro no va bien, no podemos recuperarnos ni crecer de forma sostenida.

¿Cómo podemos abordar este proceso y qué debe ocurrir para que esto se arregle?

Debemos continuar con la estabilización del sector público. ¿Qué significa? Antes de la crisis, España tenía una gran inversión (del 31% del PIB), mientras que ahora apenas llega al 18%, una cifra históricamente baja. Si no hay inversión, ¿cómo va a haber proyectos nuevos y empleos? Esto es evidente. Hay que invertir fuertemente para poder llegar a ser como Alemania: al menos al 25% del PIB. Esto son 7 puntos más del PIB.

¿De dónde los sacamos?

Hay que seguir en el euro, haciendo lo que nos piden los socios: Reduciendo el endeudamiento. Hay que tener un superávit corriente de más de cuatro puntos del PIB durante una década. Eso no ha ocurrido nunca. Sumados a los 7 puntos del PIB de inversión nos faltan en total 11 puntos de ahorro. Y es con ahorro con lo que se sale de una crisis de deuda, no con consumo. Es por eso imprescindible presentar un plan a tres años en el que se reduzca el gasto público en al menos un 5% del PIB [unos 50.000 millones de euros]. Si se hace y se explica bien, luego se pueden bajar los impuestos, y de esta manera aumentará el ahorro. En resumen, el recorte lo debe hacer el Gobierno.

Tras tantos años de crisis, ¿de qué partidas se puede recortar?

El gasto público está ahora mismo alrededor del 46% del PIB, y cuando yo estaba en Moncloa rondaba el 38,8%. Esto se nos ha ido de las manos. ¿Quién se está apretando el cinturón? ¡Nosotros! Al final, el gasto público son pocas cosas. Un 20% lo supone el consumo público (salarios de funcionarios, compras de bienes...). Este concepto ha pasado durante la crisis del 17% del PIB al 20%. Además, también están las prestaciones sociales (pensiones, desempleo...) que significan el 16% del PIB. Es evidente que sin tocar prestaciones y consumo es imposible reducir el gasto.

¿Y estos recortes no producirían más paro?

Yo creo firmemente que cuando se reduce el deficit se crea más empleo. El Estado está manteniendo unas estructuras a costa del empleo en este país. Dos o tres puntos de recorte han de venir del consumo público sí o sí, y los cinco puntos de recorte total lo tendremos que hacer nos guste o no.

Si tan necesario es el ahorro, ¿Cómo lo favorecemos?

Desde las administraciones no debe penalizarse, sino al contrario. El ahorro tiene actualmente una penalización terrible. Reto a cualquier a que me muestre un producto de ahorro, de cualquier entidad, con el que no se pierda dinero. Sin ese ahorro no habrá inversión, y ante la evolución demográfica que se proyecta, no tendrán garantizada una jubilación con suficiente poder adquisitivo.

Ante el empuje de otras economías, ¿Cómo puede la periferia europea (España, Italia...) ser competitiva y próspera dentro del euro?

Si queremos estar a largo plazo, la única vía es la educación. Krugman decía en uno de sus libros que el incremento de la renta (la riqueza) dependía sobre todo de la productividad. Para crecer, el capital humano, la formación de la población, lo es casi todo. No son las pensiones, ni las diputaciones. Es el capital humano. Sin diferencias grandes en este aspecto no hay futuro para la Eurozona. No podemos permanecer impasibles ante este desafío. La práctica totalidad del empleo destruido en esta crisis es poco cualificado, ¿Cómo vamos a encontrar empleo para personas no cualificadas en España? Aunque en el corto plazo no hay solución, lo importante a largo plazo es la educación. Si fuéramos capaces de incrementar la duración de la educación de toda la población en un año, eso incrementaría el salario real en un 10%, según la evidencia científica.

¿Y qué podemos hacer para mejorar nuestra Educación?

Propongo copiar las instituciones y la enseñanza sueca. Todas. O de otro país que haya tenido éxito en este aspecto. Tenemos que buscar la excelencia y reformar la educación universitaria. Tenemos que ser los primeros de la clase y emprender las reformas que nos permitan dar el salto.

Usted dejó la Moncloa y poco antes de que comenzara el proceso de reestructuración del sistema financiero español. ¿Qué opina de cómo se ha gestionado?

Los primeros pasos, en los que se propusieron las fusiones (los famosos SIP, como Bankia) no fueron en la dirección correcta, y fueron insuficientes. Pero estas cosas no se deben juzgar a posteriori. En 2009 sabíamos lo mal que estaban los bancos, pero no cuánto podía durar la crisis y la caída en el valor de los activos. Lo que pensábamos en 2009 es que en 2010 ya comenzaba la recuperación. En todo caso sabíamos que las cajas no podían subsistir y que había que recapitalizar el sector en su conjunto. El proceso ha sido largo y duro, veremos si en 2014 es un año de transición y por fin finaliza el proceso.

Actualmente el Gobierno se plantea vender en un plazo corto su participación en Bankia, algo que el mercado vería con buenos ojos. ¿Qué opina?

No sería bueno vender de forma precipitada. Es mejor dejar que el equipo actual sea capaz de poner en valor el banco y que se pueda recuperar todo lo que se ha puesto en BFA y en Bankia. Demos tiempo al equipo gestor de Goirigolzarri, que ha demostrado su capacidad. Las prisas no son buenas y al ciudadano no le interesa perder en esta inversión.

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