El PP celebraba este fin de semana en Valladolid su convención nacional y el evento, que en la agenda del Gobierno estaba marcada para volver a sacar pecho de su optimismo en materia económica. Pero este encuentro de los 'populares' se encontró en el tiempo con la llamada 'marea violeta', una multitudinaria marcha en la que decenas de miles de personas colapsaron Madrid para rechazar el anteproyecto de ley del aborto del minsitro Alberto Ruiz-Gallardón.

La presencia del aborto en el debate en la calle se ha manifestado también en la convención del partido del Gobierno, que ha visto como este controvertido asunto ha eclipsado los planes iniciales de presumir de recuperación económica.

El sábado, decenas de miles de personas recorrieron el trayecto entre Atocha hasta la plaza de Neptuno. El origen de la protesta estuvo en Asturias: las mujeres de la 'Tertulia les comadres' y de 'Mujeres por la igualdad de Barredos' fueron las promotoras de la manifestación, llegando desde Gijón en el llamado 'tren de la libertad'.

La protesta estuvo acompañada de gritos de "Gallardón, dimisión", "Al PP, la sotana se le ve", y en ella participaron hombres y mujeres de todas las edades, incluido niños. Además, representantes de los grupos organizadores entregaron en el registro del Congreso de los Diputados un manifiesto en el que piden que no se cambie la actual ley de plazos.

Por si fuera poca la manifestación de Madrid, también se produjeron protestas parecidas en otras ciudades europeas como París, Londres, Roma o Estambul, entre otras.

En toda Francia, de hecho, tuvieron lugar protestas similares. Así, ciudades como Burdeos, Marsella, Nantes, Estrasburgo o Toulouse acogieron manifestaciones para denunciar "el ataque del Gobierno español" contra los derechos de las mujeres. En estas protestas (de las que algunas acabaron frente a emajadas o consulados españoles) se comparó la situación actual con el franquismo.

El mismo sábado, Alberto Ruiz-Gallardón, ministro de Justicia, no quiso desaprovechar la ocasión brindada por la convención de Valladolid para dar su réplica a las protestas y dio su palabra de que "ningún insulto o grito" le hará abdicar de su compromiso con el presidente del Gobierno, de cumplir el programa electoral y de regular "ese derecho fundamental que es la vida".

Gallardón dijo "estamos estudiando, hablando con insistencia, lo vamos a hacer nosotros y entre nosotros acordándolo como siempre hemos hecho las cosas", y rechazó etiquetas por parte de 'pseudo-progresistas'. "¿Quiénes son ellos para etiquetar?", se preguntó el ministro.

Antes de la inesperada reacción del titular de la cartera de Justicia, hubo otras intervenciones desde dentro del partido respecto al aborto. La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, dijo que el tema no se iba a tratar en Valladolid porque "no es el eje" del encuentro. Además, se mostró "dispuesta a analizar todas las reformas siempre garantizando la esencia de nuestro proyecto legislativo, que es el derecho de los no nacidos".

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, también aportó madera al debate cuando dijo que "no hay nada más progresista en la vida que proteger a los más desfavorecidos".

Ya este domingo, la cúpula del partido quiso atenuar la contundencia de las palabras de Ruiz-Gallardón.

Lo hizo en boca de Soraya Sánez de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno, que dijo que el Gobierno está a la espera de informes "de un buen número de organismos" y sobre esas opiniones, "las analizaremos con muchísimo interés como en todas las leyes y más en asuntos como éste, que indudablemente tiene una gran sensibilidad social. El procedimiento será como en otras leyes y procuraremos trabajar por un cosenso que tiene que existir siempre en materias como esta".