El Obispado de Málaga ha denunciado la suplantación en una red social de la identidad del párroco de la pedanía malagueña de San Luis de Sabinillas, Nicolás Timpu, sobre el que unos vecinos han reunido 1.500 firmas para pedir al Obispado que lo sustituya tras reprochar llantos de los asistentes a un funeral.

En el portal web de la iglesia católica en Málaga se ha difundido un comunicado titulado "Acoso contra el párroco de Manilva y Sabinillas" que indica que su "estilo claro y directo" ha molestado a algunas personas, "sobre todo a las más alejadas que se acercan a la Iglesia esporádicamente para pedir algún servicio".

El Obispado se manifiesta así en la polémica suscitada en la localidad y fuentes de la diócesis han añadidosobre la suplantación en la red "Badoo" -donde aparece un perfil con la foto y nombre y apellidos del sacerdote y cuya autoría él rechaza- que prevén estudiar si constituye delito y si emprenden acciones.

Ese perfil, cuyo contenido no ha trascendido, está inactivo desde hace una semana, según las fuentes, que precisan que el párroco continuará oficiando la eucaristía, ya que el obispo malagueño lo mantiene en su puesto pastoral.

Sobre la protesta vecinal contra el sacerdote, del que dicen que pone música navideña en entierros, el Obispado señala que "algunas de sus frases han sido sacadas de contexto y manipuladas, cambiando, por tanto, el verdadero significado" y que "incluso ha sido criticado por el simple hecho de ser de origen rumano".

El Obispado lamenta que "algunos medios de comunicación y en las redes sociales se hayan descontextualizado las cosas y estén acosándole de modo persistente".

Explica que "todo empezó a finales de septiembre en un funeral de un joven fallecido en un accidente" cuando, "según testigos presenciales, algunos miembros de su familia proferían altas voces en la capilla del tanatorio en el momento de la celebración eucarística y el párroco, Nicolás Timpu, pidió silencio varias veces".

La familia, que protestó al Obispado por la actuación del sacerdote, afirmó que "había recogido mil quinientas firmas de los presentes en el funeral" y, sin embargo -según la institución- "en la capilla del tanatorio, donde se celebraron las exequias, sólo caben unas cincuenta personas".

El Obispado añade que "se ha constatado que algunos de los que lo han criticado no conocían ni siquiera el nombre del párroco".

Trinidad Campos es la vecina de la pedanía que perdió a su hijo de 25 años en un accidente de tráfico el 5 de septiembre y ha recogido las firmas tras el funeral oficiado por Timpu, quien -según ella- dijo a los asistentes que, o cesaban los llantos o dejaba de dar misa, porque el difunto estaba ahí "por ser un pecador".

Campos cuenta que una sobrina suya, al reprochar al sacerdote lo que había dicho, éste le respondió que se callase "porque le podía pasar lo mismo" que a su primo.