A principios de la próxima primavera, la administración que dirige George W. Bush, probará en el puerto de Staten Island unas máquinas encargadas de escanear las cargas y distinguir entre radiaciones naturales y elementos que pueden formar parte de una bomba.
Un perímetro de 50 millas
De tener éxito, ésta medida de seguridad podría ser ampliada a otras ciudades estadounidenses.
Medida muy cara
El único problema de este nuevo plan de seguridad radica en su alto precio, ya que las primeras estimaciones cifran en más de mil millones de dólares los gastos necesarios sólo para equipamiento. De hecho ya se han escuchado las primeras críticas: "Es una auténtica chorrada y no servirá para nada", dijo Tara O’Toole, ex asistente del Departamento de Energía norteamericano.
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