Llaollao inaugurará en breve una tienda en Chile, la primera en América del Sur, y prevé abrir su primer local en China

La empresa factura 30 millones de euros y da trabajo de forma directa a 700 personas en todo el mundo, 50 de ellas en la Región de Murcia

Llaollao, marca líder en el sector del yogur helado en España, continúa su expansión y ya cuenta con 135 tiendas repartidas en 16 países, gracias a la reciente apertura de franquicias en Turquía, Arabia Saudí y Singapur. Además, la empresa murciana tiene previsto abrir próximamente su primera tienda en China e irrumpirá en un mercado hasta ahora inédito como América del Sur, con un nuevo establecimiento en Chile que será inaugurado en breve.

En concreto, la tienda de Llaollao en Santiago de Chile está ya construida en un centro comercial también de nueva apertura y será inaugurada próximamente, mientras que las negociaciones para la inauguración de China "están muy avanzadas", aunque todavía no hay fijada una fecha concreta, según ha hecho saber el creador de esta compañía, Pedro Espinosa, en una entrevista concedida a Europa Press.

Espinosa, de 29 años e ingeniero industrial, abrió su primera tienda en Denia (Alicante) en 2009 con la intención de que fuera un negocio propio. Por entonces, no imaginaba la enorme expansión de la empresa, que prevé cerrar 2013 con una facturación unos 30 millones de euros.

De hecho, el joven empresario recibió la semana pasada el premio Jaime I al Emprendedor 2013 de manos de la Princesa de Asturias, Doña Letizia Ortiz, por conseguir implantar exitosamente su idea de negocio para el gran consumo apostando por un enfoque innovador y por ser ejemplo de emprendimiento joven.

En su origen, Llaollao cuidó tanto los detalles y la imagen corporativa que los propios consumidores pensaban que se trataba de una franquicia. Esa imagen fue una de las "claves del éxito" de esta empresa y facilitó su extensión, junto al hecho de ofrecer un producto "sano, natural y a buen precio".

En su primer año de funcionamiento, la tienda era concurrida por turistas de otros puntos de España que estaban veraneando en Denia y que pronto se interesaron por el modelo de negocio y por abrir franquicias. De hecho, Llaollao consiguió abrir diez tiendas, dos propias y ocho franquiciadas, precisamente en Madrid, en Valencia y en Ibiza, lugares de procedencia de sus consumidores.

Posteriormente, 2011 y 2012 fueron los años de la "expansión" y la empresa registró un ritmo de crecimiento de aproximadamente un local abierto cada diez días, es decir, más de 40 establecimientos por año.

De esta manera, tres años después de haber iniciado el proyecto, Llaollao alcanza los 135 locales en todo el mundo, 100 de ellos en España y los 35 restantes repartidas en 16 países como Portugal, Francia, Marruecos, Singapur, Arabia Saudí, Rusia o Turquía. De todas ellas, Espinosa sólo tiene tres tiendas propias, las ubicadas en Denia, Benidorm y Murcia, el resto son franquicias.

Sin embargo, Espinosa subraya que "no es oro todo lo que reluce", y todos estos resultados "suponen mucho trabajo, mucha presión, muchas noches sin dormir y renunciar a muchas pequeñas cosas, como tiempo con los amigos y la familia".

Nuevas aperturas

A la hora de instalarse en nuevos países, Llaollao siempre sigue un plan de negocio y abre una primera tienda que actúa "de escaparate" para enseñar el modelo al mercado y probar su funcionamiento. A partir de ahí, empiezan a proliferar con nuevos franquiciados.

Ha remarcado el caso de Francia, donde Llaollao abrió su primera tienda en Niza en 2012 y "tuvo mucho éxito, está vendiendo mucho". De hecho, el éxito ha sido tan rotundo que ya hay ocho tiendas en el país galo y su propósito es llegar a 80 locales en un plazo de cuatro o cinco años.

Sea cual sea el país, las franquicias reproducen el modelo de negocio original y abren sus puertas con los mismos productos que se ofrecen en España, tanto la base de yogur helado como las frutas utilizadas, las salsas o la combinación de los batidos y los granizados.

No obstante, conforme transcurre el tiempo, las franquicias se van adaptando a las características y gustos de cada país, aunque permanece fiel al espíritu de Llaollao, y conservan el sabor original.

Perspectivas de futuro

Espinosa defiende que la empresa está abierta a evolucionar e innovar como ha hecho en los últimos años para "no quedar estancada", pero descarta cambiar el modelo de negocio e introducir cambios drásticos como, por ejemplo, empezar a servir café, porque LLaollao "es una yogurtería, no una cafetería".

A su juicio, evolucionar "significa idear nuevas salsas, nuevos toppings, hacer un producto más bajo en grasa, desarrollar nuevos envases que consiguen transmitir nuevas sensaciones al consumidor, y sacar al mercado nuevos productos relacionados con la fruta, con lo sano y lo natural".

Espinosa asegura que su empresa evolucionará en este sentido, pero "siempre siendo fiel al espíritu de la marca, que consiste en ofrecer un producto sano, saludable, para toda la familia y con buen precio".

Al ser preguntado por la posibilidad de iniciar nuevos proyectos empresariales, Espinosa reconoce que en la mente de cualquier empresario "hay cierta incertidumbre" y que él está pensando constantemente en nuevas ideas, no sólo en lo que respecta a Llaollao. No obstante, advierte que todavía "son ideas y no hay nada materializado" y, de momento, está muy centrado en afianzar Llaollao para que el modelo de negocio "se consolide".

Producto murciano

A pesar de la expansión de la empresa a través de sus franquicias, el producto base que da el sabor final al yogur helado se fabrica en Murcia, y se envía desde la Región al resto del mundo. De hecho, la empresa emplea a medio centenar de trabajadores de forma directa en la Región, entre las personas ocupadas en la central de fabricación y las distintas tiendas que hay en la Comunidad.

En total, Llaollao da trabajo de forma directa a 700 personas en el mundo, sumando los empleados de la central de la empresa en Murcia y todas las franquicias, a lo que hay que añadir una gran cantidad de puestos de trabajo indirectos derivados, por ejemplo, de las empresas que hacen las obras de los locales o los que les venden la maquinaria.

Espinosa admite que la crisis "se nota" porque la gente "sale menos a la calle y consume menos", pero subraya que el yogur helado es un producto con un bajo coste económico, que oscila entre los dos o tres euros, y la gente "se lo puede permitir como capricho, tenga o no trabajo".

En este sentido, Espinosa no se marca metas u objetivos en cifras, sino que su propósito es "afianzar Llaollao y que sea una marca de referencia en la mente del consumidor, cada vez más consolidada". Además, asegura que la empresa va a seguir siendo, de momento, "de capital propio".

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