Estos artistas no son unos autores cualquiera. No pintan ni esculpen ni bordan en un taller o en un estudio. Ellos viven entre rejas, pero también desde la cárcel pueden realizar obras de arte. Eligiendo el mito del Huevo de Colón como símbolo de la libertad y el camino hacia un nuevo mundo, 300 internos del centro penitenciario Sevilla II exhiben en la exposición El huevo de Colón, embrión de un Nuevo Mundo unos trabajos hechos a manos que son su idea del camino hacia la libertad y a un mundo mejor.La muestra incluye maquetas a escala de las tres carabelas, varios huevos de bronce, barro, escayola o pintados al óleo, mosaicos con teselas, bordados, piezas de madera, cuadros hechos de hilo pegados uno a uno, cerámica,  y hasta un peculiar costurero de la reina. Todas las obras son el resultado de los distintos talleres en los que han participan los internos.