Elena Contreras tiene 33 años y lleva uno y medio viviendo en la Corrala Utopía, la primera que se formó en Sevilla capital. Al poco tiempo de llegar, les cortaron la luz y el agua. "Es bastante duro. Hasta que no te falta no te das cuenta de lo realmente importante y necesario que es", cuenta a 20minutos.

Lo más "terrible" es no tener agua. "Te hace falta para cualquier cosa: lavar la ropa, que lo hacemos en la fuente, como hace 40 años; lavarte la cara, los dientes, cocinar, fregar los platos, ir al baño, beber...". Elena y su pareja cuentan con ocho garrafas de cinco litros cada una que llenan en la fuente tres veces al día. "Solo en el aseo diario gastamos unas cuatro garrafas", explica. Y remarca "el tiempo que tienes que emplear al día solo en subir y bajar a la fuente".

Vivir sin luz también es "duro", pero "resulta menos difícil acostumbrarse", relata Elena, ya que "hay otros sustitutos, como la bombona de butano, con los que te puedes apañar". Aún así, el día a día se hace muy cuesta arriba. "Tienes que comprar a diario porque los alimentos se estropean. Nos apañamos con una nevera de playa, pero tampoco podemos gastar mucho dinero en hielo", asegura.

Elena está desempleada y ya no cobra ninguna prestación. Su pareja dejará en enero de percibir el paro. Pero los ánimos no decaen. "Vamos a ganar esta batalla sí o sí", dice. Y denuncia que "las instituciones deberían garantizar los suministros básicos. Es vergonzoso que en un país como España, que supuestamente pertenece al primer mundo, haya tantas familias en esta situación".